El equipo ourensano sumó la séptima victoria consecutiva ante su afición en un derbi que el Breogán de Lugo peleó hasta los dos últimos minutos

El COB, intocable en el Pazo

Nick Barbour lanza a canasta ante el holandés Schaftenaar y el brasileño De Cobos. (Foto: MIGUEL ÁNGEL)
El COB puede hasta con el derbi. Esta vez no hizo falta un triple milagroso para acabar con 20 años de 'maleficio'. Bastó con 30 minutos de buena defensa, fe ciega en la victoria y acierto puntual. Con eso acabó por derrumbar el COB a un Breogán muy meritorio, suficiente y respondón ante ausencias notables.
El juego no fue tan brillante y lúcido como en partidos anteriores. Era un derbi. Faltó continuidad para convencer pero tampoco importa cuando el rival tiene pedigrí, la grada está llena y la clasificación manda. Vale ganar y ahí el COB ya no perdona una.

Fue muy mejorable en el inicio pero impecable por momentos en el desarrollo el equipo de Rafa Sanz. Se le respeta ahora pero se le valorará de verdad cuando no esté. Porque lo mejor del COB sale de los entrenos y no necesariamente de la pizarra. Lo mejor de este equipo es el estilo, las ganas, la confianza en que el camino que se elige es el correcto. Mucho mérito tiene el baloncesto que está viendo el Pazo esta temporada con una plantilla plagada de limitaciones.

Sin Diouf y Leonavicius, el Breogán siguió pareciendo enorme en las líneas de pase, opaco cuando recurría a la defensa en zona. Obligó a Gibbs a mostrar su tiro primero, verticalidad después y fiabilidad en el desenlace; exprimió a Barbour hasta tener que rizar el rizo de la valentía y la puntería en cada tiro; minimizó a Ogide; y obligó a pegarse a Kedzo.

Pero el COB también sabe de eso. No tiene tanto músculo ni centímetros y más aún cuando Sánchez y González son sobresalientes por actitud pero imperceptibles en el juego por lesión. Empezó a rebotear, a intimidar, a contactar, a pegarse. Desgastó a un rival ya de por sí justito y encontró premio a la estrategia. Antes Schaftenaar había demostrado que puede hacer daño no sólo desde la distancia y Winchester que anota o falla a su antojo sin relativa importancia de quién lo defienda. Se les sumó Ogirri en la primera mitad y Bourtolussi en la segunda. Muy meritoria la suma pero insuficiente.


HASTA EL FINAL

El COB se sintió superior en el segundo y tercer cuarto pero fue el Breogán en el que amenazó con evitar el cara o cruz final. Winchester falló un triple liberado a cuatro minutos del final y con tres puntos de ventaja para su equipo. Ése fue el punto de inflexión.

De ahí en adelante mandó Gibbs. Asumió el reto en cada posesión y desbocó a un COB que anotó 20 puntos en tres minutos y medio. Primero le dio la vuelta al marcador dejando liberado a Kedzo para un triple del croata y luego a Ogide para un mate del norteamericano. Después resolvió el partido forzando faltas y confirmando su fama de infalible desde la línea.

Fue el epílogo a un partido más igualado en la pista que en la estadística. Justo con el COB. Reincidente en la sensación de quedársele corta la temporada a los ourensanos. Reivindicativo de los más de 4.000 seguidores en las gradas.

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