El equipo ourensano no fue rival para el Lleida y durante 30 minutos mostró una imagen muy inferior a la que exige la categoría en la que milita

El COB, nefasto (79-64)

James Johnson intenta anotar a aro pasado ante el pívot del COB Víctor Serrano. (Foto: LLEONARD DELSHAMS)
La LEB Oro le queda grande a este COB. Después de cuatro partidos consecutivos de mejoría en la cancha y en los resultados, los ourensanos volvieron a chocar contra su realidad. Volvieron a confirmar porqué son el peor equipo de la Liga.
En Lleida fueron un pelele durante 30 minutos. Una suma infumable de individualidades que llegó a perder por 25 puntos de diferencia y que sólo evitó un zarandeó mayor gracias a la benevolencia del rival y a una mejoría defensiva en el último cuarto motivada quizá por la proximidad a la sensación de ridículo.

El primer cuarto fue sólo un aviso. Un Lleida de menos a más y un COB de poco a nada. El 16-13 del primer cuarto fue generoso con un equipo ourensano sin juego ofensivo alguno.

El segundo fue mucho peor. Horroso. Una sucesión de jugadas sin peligro alguno y por debajo del nivel de la categoría. Sin balones en el juego interior y con pases y botes inútiles en el perímetro que permitieron al Lleida cerrar su aro sin problemas.

Barbour, Ogide y Kedzo ausentes, Alfonso Sánchez y Julio González sin mirar aro, Múgica condenado al ostracismo y Mena imperceptible. Los únicos que pusieron algo fueron Movilla, Serrano y Rai López, pero con escaso acierto. El escolta, fallón; el pívot, meritorio, y el base alternando la cara con la cruz. Bagaje pírrico para aspirar a ganar a nadie en esta competición y doloroso después de varias semanas de constante mejoría.

De nuevo las dudas sobre un equipo que acaba con cualquier ilusión. De nuevo la impotencia. Otra vez el COB estuvo a años luz de un rival y se ancla en el pozo de una clasificación que le corresponde por juego y nivel.

Sólo el último cuarto salvó el lamentable partido de los de Rafa Sanz. Pero ya sin nada en juego y con condicionantes por ambos bandos que quitan mérito a la 'remontada'. El COB pasó de un aplastante 65-40 a un 74-62.

Para llegar ahí, Sanz ya había dado todas las vueltas posibles a los quintetos sin acierto alguno, Kedzo ya había decidido engordar sus números y Serrano era de largo el mejor de los suyos. El madrileño fue el único que se pegó en cada contacto y que se mereció el sueldo. El resto se limitó a firmar el expediente alternando minutos de juego discretos con otros injustificables.

Queda mucha Liga pero eso empieza a generar dudas sobre si es el camino a la esperanza o será un calvario que amenaza con dejar el Pazo desierto. El COB está un poco más cerca de un descenso que quizá sea inevitable con lo puesto. La mejoría se quedó en nada ante un Lleida que masacró a los ourensanos sin despeinarse.

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