ANÁLISIS

Los impresentables del fútbol

Critican, gritan, amenazan, provocan y alteran el ambiente de las gradas de los campos ourensanos

Tienen nombres y apellidos. La identidad es conocida en los campos del fútbol ourensano. Ya sea en Espiñedo o en cualquier otro estadio, la imagen de un aficionado alterado e increpando a todos los factores del partido es un desafío rutinario que los demás aficionados tienen que sufrir. Llegan tranquilos a los aledaños del estadio, saludan a sus amigos tanto fuera como dentro de las gradas. Normal, son conocidos. Hasta los agentes de seguridad conocen su comportamiento y sus actitudes. 

Con el silbato inicial empieza su propio partido. Un relatorio de improperios, insultos, acusaciones, amenazas y críticas que enturbian un ambiente sano. 

Siempre hay uno que centra la mirada del resto. Cada partido tiene su propio protagonista fuera del campo. Pasa siempre por culpa de la connivencia de aquellos que tienen que cortar de raíz esos comportamientos. 

Ni el descanso relaja a esos impresentables del fútbol que planifican la semana en función del menú futbolístico. 

Un ignorante, un mentecato, un petulante, un sinvergüenza nunca puede entrar a los estadios. Y menos con el respeto y la complicidad de algunos.

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