El Pumarín tiene magia

 (Foto: El Comercio)
Hace dos jornadas el COB dejó escapar un partido que tuvo en la mano en Oviedo. Todos los ataques finales, propios y del contrario, salieron cruz. Se alinearon los astros para que la victoria se quedase en casa. Una más para un Oviedo que no pierde en el pabellón de El Pumarín desde el 24 de noviembre de 2012.
La derrota del Ourense Termal no es nada extraña comparándola con lo ocurrido el pasado domingo al Rioja. Algo pasa en esa cancha para que la victoria nunca se le escape a un Oviedo que en el último partido rizó el rizo.

El último ataque fue para los visitantes y el partido empatado a 74 puntos. A 78 centésimas del final, el jugador norteamericano del Rioja Alfredo Ott recibe una falta cuando lanzaba de tres. Tres tiros libres para el Rioja, 78 centésimas, partido empatado y victoria final para el Oviedo sin prórroga. ¿Cómo? Increíble. La lógica y la física impiden pensar en un desenlace así ni aun fallando los tres tiros libres Alfredo Ott porque obligaría al Oviedo a un rebote con palmeó desde campo propio. Imposible.

Ott anotó el primer tiro libre (74-75) y falló el segundo. El tercero lo tiró a fallar y sin el descaro necesario para que los árbitros pudiesen anularlo pero cometió el error de invadir la zona antes de que el balón tocase el aro. Eso al menos interpretaron los colegiados del partido.

Ahí empieza a aparecer la magia. Otro milagro imposible de explicar que se completaría en la acción posterior. Tiempo muerto local, saque de banda en campo de ataque, jugada de pizarra, error defensivo del Rioja que desprotege la zona, alley-hoop a Juan García, canasta del dominicano y victoria del Oviedo (76-75).

Inexplicable desde la lógica pero una demostración más de lo apasionante que es cada segundo en un deporte imprevisible como el baloncesto.

Unas semanas atrás ocurrió algo similar en el American Airlines Arena de Miami. Entonces el que cometió el error de lanzar descaradamente a fallar y riéndose fue una estrella de la NBA como Dwyane Wade y Jeff Green el que anotó el triple ganador y sobre la bocina para los Boston Celtics con las huellas dactilares de Lebron James a centímetros de sus pupilas

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