El colista Maceda puso fin a ocho derrotas consecutivas y ganó su primer partido de la Liga después de superar con total rotundidad al Vilariño

La victoria más deseada

El delantero macedano Toño intenta escaparse con el balón ante la persecución de Cota, del Vilariño (Foto: XESÚS FARIÑAS)
El Maceda por fin pudo gritar bien fuerte su primera victoria de la temporada. Un triunfo que se le fue negando en las anteriores 11 jornadas y que ayer refrendó dejándose la vida en cada balón, con lo que el mérito del equipo de Manolo Márquez es aún mayor
Desde el primer minuto, los macedanos salieron a morder en cada parcela del terreno y en la primera llegada franca, el portero Alex desviaba un disparo de Toño tras un buen pase de Roberto Carlos.La respuesta del Vilariño llegó en una buena combinación entre Nespereira y Noel que éste último remató ligeramente desviado.

Pero en un partido como éste, entre dos equipos implicados en la zona menos deseada de la competición, saltó la polémica y las protestas del equipo local. Un agarrón del portero Alex sobre Toño dentro del área no fue interpretado por el colegiado como penalti. y a continuación un discutido fuera de juego le privó al Maceda de ponerse por delante en el marcador.

Antes que se clausurara el primer acto, Chomba probó fortuna, pero su disparo se marchó apenas desviado sobre el larguero.

No bajó la intensidad de su juego el conjunto macedano que cada vez que traspasaba el centro del campo se le abría una posibilidad para quebrar un 0-0 que por entonces era el mejor negocio para los intereses del Vilariño.
Pero no tardaría mucho más en caer el primer gol. Un balón despejado desde su defensa superó el cierre del central visitante y el falló lo capitalizó Roberto Carlos, que internándose por el sector derecho sacó un remate cruzado que acabó yéndose pegado al poste izquierdo.

Primer grito
De un saque de esquina nació el 1-0. Un saque de esquina que capitalizó Chomba que con una volea espectacular clavó su tremendo disparo por toda la escuadra. El delirio se apoderó de jugadores y aficionados, pero aún había que bregar lo suyo para hacerse con ese botín tan preciado y buscar desde el 4 de septiembre, cuando arrancó la Liga.
El Vilariño puso esa cuota de sufrimiento, cuando un disparo de Cota fue desviado entre el palo y la mano del portero Iván.

El Maceda no se conformó con la exigua ventaja y fue a por más. Desborde de Pitu y su centro atrás no pudo conectarlo Piñeiro, pero Toño, que entraba desde atrás sacó un gran remate que echó a la esquina el portero Alex.
El partido entró en un descontrol, porque el Vilariño adelantó sus líneas, arriesgó colgando balones al área pero se expuso a las contras letales de los macedanos.
Con esta arma, el cuadro local llegó al 2-0 y así sentenciar el partido. Un despeje largo le cayó al escurridizo Pitu, omnipresente en todas las jugadas ofensivas y otro de los que se fajó todala tarde para dibujar la acción de un estupendo golazo. Se fue por velocidad de su defensa, recortó la salida de Alex y definió con clase. Su grito de gol y los brazos al cielo eran la imagen del desahogo de un Maceda que no merecía esperar tanto tiempo.

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