Acaba el sueño de una Irlanda necesitada de alegrías por la crisis

Un hincha de Irlanda observa el partido contra España. Foto: EFE/OLIVER WEIKEN
Con un juego de 'Playstation', la selección española de fútbol ha acabado con la Eurocopa de Irlanda, un país que había puesto grandes esperanzas en este torneo, al que miraba como una vía de escape ante sus graves problemas económicos.
La ciudadanía recordaba la anterior ocasión en la que su equipo se clasificó para la gran cita continental, la que se celebró en la entonces República Federal Alemana en 1988, al principio del periodo de mayor éxito económico de todos los tiempos en Irlanda.

Veinticuatro años después, de la mano del italiano Giovanni Trappatoni, el 'once del trébol' quería dar otra alegría a su sufrida afición, que, no obstante, ha despertado del sueño tras una apabullante exhibición de fútbol de 'La Roja'.

Con dos derrotas ya en la fase de grupos, ante Croacia (3-1) y España (4-0) y eliminado matemáticamente, el combinado irlandés afronta el lunes el último partido frente a Italia con ganas de lavar su imagen y volver a Dublín con la cabeza alta.

Lo tiene fácil porque a entrega, sacrificio y corazón no le gana nadie y así lo entienden sus seguidores, que reconocen sus carencias, pero, al tiempo, se declaran enamorados del juego de toque hipnótico español.

Así, la derrota duele menos. Por eso cuando los 'chicos de verde' iban la pasada noche ya muy por debajo en el marcador y el 'baño' de los internacionales españoles resultaba hasta embarazoso, miles de gargantas irlandesas comenzaron a cantar en el estadio polaco de Gdansk 'The Fields of Athenry'.

La emocionante escena se repitió a 2.200 kilómetros de distancia, en cada 'pub' de un Dublín también empapado por la lluvia y por las Guinness, para asombro de los turistas extranjeros.

Como casi todas la baladas irlandesas, 'The Fields of Athenry' cuenta la triste historia de un joven que se despide de su novia antes de ser enviado preso a Australia por las autoridades británicas por robar comida durante la Gran Hambruna del siglo XIX.

Se canta en todos los eventos deportivos de este país, pero también se escucha en Anfield, donde los aficionados del Liverpool inglés quieren dejar claro sus vínculos con Irlanda.

Una canción triste para una despedida que, en esta ocasión, no ha sentado tan mal, pues con una escuadra tan limitada el premio era ya llegar a la Eurocopa y, la guinda, la oportunidad de medirse a la actual campeona continental y mundial.

Además, como suele ocurrir en cada torneo, los futboleros irlandeses continúan vinculados al campeonato a través de la adopción de otra selección, normalmente la española.

Eso sí, se acabaron los días en que se jugaban su dinero por España en las casas de apuestas, confiando en que, de una vez por todas, cumpliese con las expectativas que generaba.

Desde la Eurocopa que se anotó en Austria en 2008, el posible triunfo de 'La Roja', máxima favorita, no da dinero.

Tampoco tomarán decisiones drásticas los dirigentes de la Federación irlandesa de fútbol tras la eliminación del equipo.

De hecho, antes de viajar a Polonia, Trapattoni, de 73 años, renovó por dos años más su contrato con la selección y en él han depositado todas las esperanzas para clasificarse para el Mundial de Brasil de 2014.

Para entonces, quizá Irlanda pueda decir que la Eurocopa de este año, como la de 1998, marcó el comienzo del despegue económico que tanto necesita este país.

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