REPORTAJE

El boteiro, el terror de la fiesta en Viana

03.02.16.VIANA DO BOLO.JORGE ARTESAN DOS TRASES DE BOTEIRO.
photo_camera Jorge Domínguez, entre dos boteiros, cada uno sujetando su "monca" o bastón.

El Boteiro es la figura más peculiar del Entroido vianés. Su colorido traje puede verse corriendo y saltando delante de los folións. De valor "incalculable", su confección puede durar todo un año, dedicando dos horas diarias.

El imán que distribuye hoy La Región se refiere a uno de los personajes más característicos del Entroido, propio de las tierras vianesas es el Boteiro. Conocido antiguamente como "home de esquilas", como apuntó Jorge Domínguez Couso, presidente de la Asociación de Folións Rurais de Viana, su figura encabeza los tradicionales folións: grupos de personas que hacen sonar acompasadamente bombos y aperos de metal.

 Jorge Domínguez conoce bien el Entroido de Viana, donde cada núcleo tiene su propio folión. También Punxeiro, su pueblo. Explica que la constancia gráfica más antigua de los boteiros data de la década de los 50, aunque, sin duda, el origen de esta figura es muy anterior.

Antiguamente, el Boteiro acompañaba a las comparsas en sus visitas a otros pueblos. "Daba entrada ás comparsas cando ían aos pobos", explicó Domínguez Couso. A la entrada de la aldea, eran recibidos por sus habitante, iniciándose las tradicionales "disputas", basadas en asuntos propios del lugar y en las que también intervenían los boteiros. Con el paso del tiempo, estos pasaron a encabezar los folións.

Estos populares personajes representan el mal. Así lo atestiguan las figuras de serpientes o salamandras que acostumbraban llevar. Son dos animales que pueden provocar miedo en agricultores y ganaderos. Los colores negro y rojo con que solían pintarse las caras de los boteiros abundan en esta intencionalidad de asustar. Posteriormente, las máscaras fueron pintadas con dos colores: negro y blanco. El traje es muy peculiar y suele confeccionarse como favor, siendo muy difícil ponerle precio. 

Sólo la mano de obra dispararía su coste, si es encargado. Jorge Domínguez lleva 11 años elaborando vestimentas de los boteiros, una labor en la que recibe la inestimable ayuda de su familia. Esta larga experiencia le permite comentar que, solamente la preparación de la camiseta de cintas de colores requiere cerca de un año de trabajos si se le dedican dos horas diarias a esta labor, justo el periodo comprendido entre dos entroidos.

Pese a ello, la tradición parece asegurada. Cada vez hay más familias que visten de boteiros a sus niños, incorporándolos a los folións. En Viana, a su cabeza pueden verse hasta siete pequeños disfrazados con estos trajes. Eso sí, no sujetan la cara de madera, cuyo peso no baja de los nueve kilos. Esta parte queda para los más mayores, que apenas se detienen a pensar en el peso que soportan en sus carreras, precediendo a los folións.

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