La Asociación Nacional de Afectados por Adopciones Irregulares (Anadir) reclama que las fiscalías provinciales actúen de oficio ante la 'avalancha' de casos de 'niños robados' entre las décadas de los 50 y 90 en clínicas públicas y privadas de toda España. Flor Díaz Carrasco, delegada en la zona norte de Anadir, hizo esta petición, en el momento en el que se conoció la decisión del fiscal general del Estado, Cándido Conde-Pumpido, de rechazar la apertura de una investigación nacional sobre este asunto.
Díaz Carrasco dice que las denuncias de 'niños robados' en España proliferan ahora como una 'avalancha' detrás de la cual se esconde el drama de miles de padres engañados con la muerte de sus bebés, que eran entregados después a otras familias a cambio de una suculenta cantidad de dinero.
A los padres se les impedía ver el cadáver del menor o se les mostraba a todos el mismo cuerpo ya que, según relata, en una clínica madrileña tenían una 'niña congelada' a modo de muestra y en otro centro gaditano conservaban el cadáver de un varón, cuya fotografía obra ahora en manos de Flor.
Esta andaluza afincada en Irún sospecha que podría tener dos hermanos 'desaparecidos', nacidos en un hospital de La Línea de La Concepción. La historia de Flor es similar a la de otras miles de familias en España, cuyos bebés fueron robados por 'tramas' en las que podían participar médicos, comadronas, monjas, curas, funcionarios de los registros o trabajadores de cementerios.
Las familias que pagaban por los bebés eran también 'engañadas', pues les aseguraban que la madre del niño había muerto o que lo daba voluntariamente en adopción, y pagaban suculentas cantidades de dinero.
A los padres se les impedía ver el cadáver del menor o se les mostraba a todos el mismo cuerpo ya que, según relata, en una clínica madrileña tenían una 'niña congelada' a modo de muestra y en otro centro gaditano conservaban el cadáver de un varón, cuya fotografía obra ahora en manos de Flor.
Esta andaluza afincada en Irún sospecha que podría tener dos hermanos 'desaparecidos', nacidos en un hospital de La Línea de La Concepción. La historia de Flor es similar a la de otras miles de familias en España, cuyos bebés fueron robados por 'tramas' en las que podían participar médicos, comadronas, monjas, curas, funcionarios de los registros o trabajadores de cementerios.
Las familias que pagaban por los bebés eran también 'engañadas', pues les aseguraban que la madre del niño había muerto o que lo daba voluntariamente en adopción, y pagaban suculentas cantidades de dinero.
