León, conmocionado, se vuelca en
 la despedida de la presidenta del PP

Miles de personas se congregaron en los alrededores de la catedral leonesa, lugar que acogió su despedida y funeral

La ciudad de León, cuyos vecinos siguen conmocionados por el asesinato de Isabel Carrasco, se volcó durante todo el día en la despedida de la que era la presidenta de su Diputación y del PP provincial, asesinada el lunes a tiros en lo que parece ser una venganza personal.

El palacio de los Guzmanes y la catedral acogieron, respectivamente, la capilla ardiente y el funeral, lugares a los que se acercaron miles de ciudadanos para rendir tributo a una mujer que era toda una personalidad en León. Si la sociedad civil se volcó en las honras fúnebres de Carrasco, también fue total la respuesta de la clase política, que, con el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, a la cabeza, visitó la capilla ardiente y horas después asistió al funeral.

A lo largo del día se vivieron numerosos momentos de dolor, pero sin duda ninguno superado por la llegada a la capilla de la única hija de la víctima, Loreto González Carrasco, de 36 años, que el lunes recibió en Madrid, donde trabaja como veterinaria, la noticia del asesinato de su madre. "Mi mamá, mi mamá", murmuraba la joven, abatida y entre sollozos, mientras era recibida por la autoridades en la puerta de la Diputación.

Allí fue consolada por Mariano Rajoy que estuvo más de una hora con la familia y destacó la valía de esta dirigente de su partido.

En la intimidad

Desde la capilla ardiente, el presidente se dirigió a la sede del PP en León, donde pidió a los dirigentes de su partido en Castilla y León que "sigan adelante" porque, recalcó, "no hay otra". También encabezó por la tarde en la catedral el funeral oficiado por los obispos de León, Julián López; Astorga (León), Camilo Lorenzo, y el auxiliar de Santiago de Compostela, Jesús Fernández. En su homilía, el obispo de León ensalzó la labor política de Carrasco a favor de su tierra.

El prelado señaló que "es de justicia" reconocer la "gran dedicación" de Isabel Carrasco tanto hacia León como hacia la comunidad en general en los distintos puestos que ocupó a lo largo de su carrera política, y especialmente subrayó su impulso en la restauración del patrimonio religioso en los pequeños pueblos de la provincia.

Finalizado el funeral, los restos mortales de Isabel Carrasco fueron trasladados al cementerio de Puente Castro para ser incinerados en la más estricta intimidad. El féretro abandonó la catedral de León entre los aplausos de los ciudadanos y autoridades, seguido de dos vehículos más en los que viajaban los familiares más allegados, los únicos que se trasladaron al cementerio.

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