Treinta años después del intento golpista del 23-F sus promotores viven una jubilación tranquila dedicada a sus aficiones. Sólo el ex teniente coronel estuvo en prisión más de 15 años

Tejero se dedica a la pintura y Armada cultiva camelias

Tejero, en el Congreso el día del intento del golpe de Estado. (Foto: ARCHIVO)
Treinta años después de la intentona golpista del 23-F, tres de los principales implicados, el exgeneral Alfonso Armada, el ex teniente coronel de la Guardia Civil Antonio Tejero y el excomandante Ricardo Pardo Zancada viven apartados de la vida pública y pasan sus horas entre cuadros, libros y flores.
Tejero, cuya imagen al entrar aquel día en el Congreso pistola en mano y al grito de '¡Quieto todo el mundo!' permanece en la retina, alterna su existencia entre un pueblo de su tierra natal, Málaga, y la capital de España, en donde también residen gran parte del año Armada así como Pardo Zancada. Muy aficionado a la pintura, el ex guardia civil combina esa actividad con el cultivo de distintas especies en un huerto de Vélez Málaga y se habla de que escribe sus memorias.

El exgeneral Armada vive entre la capital de España y el pazo de Santa Cruz de Rivadulla, muy cerca de Santiago de Compostela propiedad de su familia desde el siglo XVII, considerado un oasis en que se dan gran variedad de plantas y en el que explota comercialmente distintas variedades de camelias.

El tercer condenado a 30 años de prisión junto a Tejero y Armada por el Consejo Superior de Justicia militar, el teniente general Jaime Milans del Boch, murió en 1997 y fue enterrado en la cripta del Alcázar de Toledo por su defensa del baluarte durante la Guerra Civil.

De los tres, sólo Tejero permaneció preso más de 15 años, ya que Armada fue indultado por razones de salud y salió de prisión en 1989 y Milans fue puesto en libertad el 1 de julio de 1990. El guardia civil que comandó el asalto al Congreso siguió los mismos pasos el 3 de diciembre de 1996, aunque desde tres años antes se encontraba en régimen abierto en la cárcel militar de Alcalá de Henares.

El ya fallecido exgeneral Luis Torres Rojas fue penado igualmente con 12 años de prisión, mientras que el coronel Diego Ibáñez Inglés, también muerto, con diez.

De los 33 procesados por aquellos hechos, 30 lo fueron por delito de rebelión militar en el juicio que se celebró en el Tribunal Supremo, que dictó sentencia en 1983. El único implicado civil en la rebelión, el abogado y máximo exponente del sindicato vertical franquista, Juan García Carrés, falleció de un ataque cardiaco en 1986.


CONDENAS DE DOS O TRES AÑOS

También consiguió el indulto el capitán Vicente Gómez Iglesias, condenado a seis años de cárcel. Tras cumplir un año de prisión fueron puestos en libertad el capitán de navío Camilo Menéndez Vives (falleció en 1994) y los tenientes Jesús Alonso Hernáiz, César Álvarez Fernández, Manuel Boza Carranco, Vicente Garricondo Sánchez, Pedro Izquierdo Sánchez, José Núñez Ruano, Vicente Ramos Rueda y Santiago Vecino Núñez.

Cumplieron condena de dos años los capitanes José Cid Fortea, Francisco Dusmet García, y el civil Juan García Carrés. Tres años en prisión estuvieron los capitanes Francisco Acera Martín, Carlos Alvarez-Arenas, Enrique Bobis González, Carlos Lázaro Corthay, José Pascual Gálvez, y Juan Pérez de Lastra.

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