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Vecinos condenados a entendernos: La capacidad competitiva de Galicia se pone a prueba

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La apuesta de Portugal por la creación de empleo debilita a Galicia

El mes pasado veíamos como nuestros vecinos de la ciudad portuguesa de Oporto otorgaban al presidente de la Xunta la medalla de oro de la ciudad y como el presidente aprovechaba tan insigne acto para “reprochar” al gobierno portugués su política de incentivos a la atracción de capital. Pero, siendo francos, su política funciona. 

Las cifras hablan: Más de 3.200 nuevos puestos de trabajo en el sector industrial y más de 30 firmas nuevas atraídas. En especial en la auxiliar de automoción, pero en general en el grueso de sectores de éxito de la Gallaecia. 

La verdad es que mientras Galicia hablaba y hablaba, Portugal actuaba. Un ejemplo: el norte de Portugal se ha aliado para atraer la inversión de la nueva macrofábrica de Tesla en Europa, una apuesta de hasta 5.000 empleos directos. Y cuál es su cebo, pues otra gran inversión internacional, en este caso australiana, en la construcción de una mina de material para hacer baterías de litio. El objetivo es acercarse al corazón del negocio y al mayor deseo de Tesla, asegurar su demanda de baterías para alimentar sus coches y su negocio. 

El éxito procede de una estrategia simple pero efectiva, centrándose en el mayor deseo de cualquier ejecutivo de multinacional, “abaratar costes”. Bajo esa máxima las altas direcciones en Francia o Alemania, ven con buenos ojos a la periferia de Europa, y en especial Portugal. Y esto se debe a una mano de obra que ha abaratado los costes, con sueldos que no suben la hora de los 13 euros y en combinación con una fuerte apuesta por parte de las autoridades públicas de usar el dinero público en atraer inversiones privadas. Caso de ayudas a fondo perdido en forma de suelo barato o ayudas a la inversión o a la creación de empleo. Este binomio, costes-dinero público, ha permitido resucitar sectores que la crisis había arrasado en Portugal caso de la automoción o el textil. Sectores que han conseguido crecer y competir a nivel internacional. Pero siendo justos, los costes no han sido el único aliciente del sector. La industria textil, por ejemplo, ha realizado una fuerte apuesta por la innovación en procesos de patronaje y gestión de prendas. Y así está naciendo la nueva industria de automoción, altamente tecnificada. 

RACIONALIZACIÓN DE FONDOS
Galicia acusa a Portugal de un uso fraudulento de los “dineros” FEDER, es decir, de los dineros europeos, pero la verdad, después de ver sus resultados, con una tasa de paro del 15% ; un nivel de industria en franco crecimiento, unido a un aprovechamiento racional de sus infraestructuras, puerto de Leixoes y aeropuerto de San Carneio en el norte, (sí en singular, no en plural de varios a la vez…). En el lado gallego vemos incongruencias, de un lado un país preocupado por su cuenta de resultados que dice que la política de acción y descuentos de suelo en Ourense y Pontevedra no lo puede mantener en el tiempo a pesar de que los resultados son palpables, 28 millones vendidos en suelo industrial. Perdonen mi ignorancia pero no entiendo por qué el mismo partido puede mantener Hunosa en León con pérdidas de cientos de millones de euros anualmente, pagado por todos y no puede invertir en suelo barato para competir en un mundo cambiante. Y sobre todo no entiendo cómo la política nacional es pedir sacrificios en los costes laborales y después no actuar en el resto de los costes de las empresas, para promover su abaratamiento, caso de la energía o los costes de logística, o los costes de la burocracia. Ya no digamos en el suelo industrial. 

Portugal ha aprobado un modelo de actuación pública donde el estado central y los ayuntamientos van a una, a crear empleo “como sea”, y digo yo por que no puede ser la actuación de Galicia, con más de 17% de paro, o dicho de otra manera, con más de 200.000 gallegos parados, el objetivo central. Estamos formando gente con su correspondiente coste pero no estamos poniendo las bases para que se queden en la tierra gallega y tengan aplicación directa de lo aprendido, los obligamos a abandonar el nido en busca de una oportunidad que no somos capaces de ofrecer.
En fin, amenazamos con denunciar a Portugal ante la Comisión Europea pero lo hacemos con la boca pequeña ya que al final son nuestros vecinos y debemos entendernos para que sea la eurorregión la que apueste por atraer las inversiones del mundo hacia nosotros. Y de otro lado porque en el fondo con tres aeropuertos, múltiples puertos deportivos, etcétera, nuestro gasto FEDER también podemos entrar a discutirlo. 

La solución a todo este problema ya está inventada, -y no es construir muros con los vecinos como algún otro mandatario aboga-, sino que es apostar por la innovación, la I+D y la creatividad. O dicho de otra manera “hacer cosas nuevas que el planeta quiera”. Que se lo pregunten a  Don Amancio Ortega. 

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