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Emilio Ontiveros: “La clave está en que el empresario tome confianza y realice nuevas inversiones"

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Emilio Ontiveros, protagonizará el coloquio-cena "La economía española en un entorno incierto" de esta tarde en en el recinto ferial de Expourense, a las 20,00 horas

El catedrático de Economía de la Empresa por la Universidad Autónoma de Madrid y presidente de Analistas Financieros Internacionales, Emilio Ontiveros, protagonizará el coloquio-cena "La economía española en un entorno incierto" de esta tarde en en el recinto ferial de Expourense, a las 20,00 horas, dentro de la programación de Foro La Región.

En unas declaraciones realizadas antes de las elecciones apuntaba ya ciertos problemas por la incertidumbre política ¿Cómo ve la situación en este momento? 

Quizá con un punto más de incertidumbre que hace apenas un par de meses, porque tanto en el entorno internacional como en el doméstico no hay señales de mejoría. En el entorno internacional acabamos  de conocer ese informe presentado por el Fondo Monetario Internacional que advierte de un menor crecimiento, prácticamente de todas las economías del mundo, incluida la española, un comportamiento ciertamente débil de las economías avanzadas y en particular de las que a nosotros más nos interesan, que son las de la eurozona, con riesgos de inestabilidad financiera derivados de ese nivel históricamente bajo de los tipos de interés que hacen, lógicamente, que la aversión al riesgo sea menor.

¿Y en cuanto al entorno doméstico?

Lógicamente la interinidad política, aunque no esté complicando demasiado las cosas desde el punto de vista económico, no las está favoreciendo; de hecho, determinado tipo de proyectos de inversión quedan condicionados a que se despejen esas dudas políticas. Esto hace que la economía española, que el año pasado creció claramente por encima del 3 %, este año es probable que no crezca muy por encima del 2,5 %.

Sin embargo, usted ha defendido en alguna ocasión que esto no sería malo en determinadas circunstancias.

Es verdad que el 2,5 % de ritmo de crecimiento yo lo firmaría durante mucho tiempo, porque una de las consecuencias de la crisis ha sido que ha dejado secuelas que van a ser difíciles y lentas de restaurar. Por tanto estaría bien si la calidad del crecimiento fuera mayor y estuviera acompañada de mayores rentas que permitieran una recuperación clarísima del consumo, pero, al mismo tiempo, si se apreciaran señales de inversión en ventajas competitivas y tecnológicas que han quedado también sacrificadas durante estos ocho años de crisis.

El problema es que en estos ocho largos años, la intensidad de conocimiento de la economía española, que es como compiten las economías avanzadas, se ha visto restringida; de hecho, las principales ventajas que ha exhibido la economía española para crecer por encima del 3 % han sido externas; un precio de las materias primas históricamente bajo, un precio del dinero históricamente bajo y una devaluación salarial. Estos tres aspectos no son factores con los que se pueda contar toda la vida para asentar el ritmo de crecimiento. Nuestras empresas, aunque crezcan menos, deben ser competitivas no por salarios bajos, sino por valor añadido de su oferta, por calidad, por diferenciación.

¿Y cómo se puede conseguir?

Las empresas deben avanzar en la generación de ganancias de productividad y que ésta ampare mayores subidas salariales. Lo que no es sostenible es mantener salarios medios por debajo del nivel que estaban en el 2007, porque eso puede servir puntualmente para que las empresas recuperen su competitividad por la vía de los precios; pero está claro que una economía tan avanzada como la española no puede basar exclusivamente su competitividad internacional en salarios bajos, por eso es tan importante generar ganancia de productividad y acompasar el crecimiento de los salarios al aumento de esa productividad de las empresas.

¿Hay que cambiar el modelo?

Yo soy menos ambicioso. España tiene una estructura sectorial  de su producción que no se va a cambiar de la noche a la mañana, tenemos una parte en el sector primario, en la industria y, sobre todo, un sector servicios mayoritario en nuestro PIB. Más que cambiar modelos productivos, lo que hay que hacer es que el valor añadido de cada uno de los sectores crezca algo por encima de lo que lo hace en nuestros países competidores. Que haya mayor calidad en nuestros servicios, en nuestro turismo y que el sector de transformados siga aumentando su calidad. Y eso nos remite a  hacer inversiones de forma continua y no de forma episódica, a mejorar la calidad de la función empresarial, a que el sistema financiero funcione bien...

¿Qué peso tiene el problema catalán?

Es muy importante, primero porque distrae a los dirigentes; pero además tiene lugar en una región que representa el 20 % del PIB español y es una región tradicionalmente dinámica, además de su posible contagio al País Vasco.

¿Está todo tan negro?

España tiene una buena capacidad defensiva, una educación de la mayor parte de sus ciudadanos, que ha asimilado esa necesidad de competir globalmente, pero que está muy condicionada por una eurozona y unas instituciones europeas que no han sido suficientemente diligentes en la crisis y ahora están dejando de tomar decisiones genéricas, como planes de inversión paneuropeos en nuevas tecnologías, que no supusieran el endeudamiento de los gobiernos y contribuyeran a fortalecer una idea de mercado único muy debilitada.

¿Cuál es la clave?

La clave está en la inversión, en que el empresario medio español tome confianza y realice nuevas inversiones, lo que se traduce en creación de empleo, que a su vez genera mayores rentas, que a su vez produce mayor confianza de los consumidores. Lo importante es que el empresario medio español perciba que, a pesar de la debilidad del crecimiento internacional, apostar por la competencia global es el buen camino, que se siga por la senda de la internacionalización de las empresas.

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