Los vecinos de Fornelos de Montes, de donde era originaria la mujer, recibieron la noticia con gran consternación y dolor

Continúa 'muy grave' el bebé de la pontevedresa asesinada en Madrid

Consternación y mucho dolor. Es lo que lo que respira en el municipio pontevedrés de Fornelos de Montes, el pueblo de Rocío Piñeiro, la mujer que el jueves por la noche fue asesinada en Madrid por un desequilibrado. La escogió al azar y le disparó mientras asistía, junto a su madre, a una misa por San Miguel, el patrón de su pueblo. Embarazada de nueve meses, los servicios de emergencia no pudieron hacer nada por su vida.
El trágico suceso dejó lo que algunos consideran un 'milagro': el bebé de la embarazada pudo ser salvado después de que una jefa de guardia del Samur le practicase una cesárea a la fallecida. El recién nacido se encuentra ahora en un estado 'muy grave' pero con las constantes ya recuperadas.


FUE ALGO MUY RÁPIDO

Ceferina Cuesta, asistente del Samur, fue la encargada de llevar a cabo la cesárea con la que se consiguió rescatar con vida al bebé. La mujer afirmó que 'fue algo muy rápido, una cesárea de urgencia, coger bisturí, abrir y sacar al niño cuanto antes', acción por la que el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, va a proponer la concesión de la Medalla al Mérito Social a esta doctora.

En la aldea de Ventín, detrás de la iglesia, está la casa familiar, en As Calzadas, 8. Una casa de piedra, al borde del camino, que ayer presentaba un aspecto desolador, con todo cerrado. El día de los hechos sólo estaba en la vivienda el padre. 'Ya nos habíamos acostado cuando escuché los gritos; al poco tiempo, vinieron a buscarlo en coche', afirmó la residente en el número 7, la Casa Docotogrande, al otro lado del camino.

Rocío Piñeiro llevaba viviendo en Madrid desde hace tres años por motivos laborales, en donde trabajaba en una sucursal bancaria, concretamente de Novacaixagalicia. El bebé que el Samur consiguió sacar con vida mediante cesárea sería su primer hijo, después de haber sufridos varios abortos, por lo que la joven estaba muy ilusionada con su embarazo de nueve meses, motivo por el que su madre la acompañaba en la capital estos días.

La mujer atravesaba ahora una buena etapa vital, a punto de dar a luz (tenía una cita para practicar la cesárea hoy mismo), tenía un trabajo estable, un marido y su madre la acompañaba para ayudarla en los últimos días de su embarazo y durante el parto.

El marido de la joven fallecida también era natural de la ciudad de Pontevedra y trabajaba en Madrid. El matrimonio llevaba cerca de cinco años casado. El esposo, Federico, es conocido en Pontevedra por ser miembro de la asociación taurina 'El Capote'.

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