La intervención de la Policía Nacional permitió a funcionarios judiciales ejecutar a la fuerza una orden de desahucio contra la pontevedresa María Isabel Crespo Meis, que tuvo que ser desahuciada por la fuerza tras encadenarse al balcón, y su hija de trece años.
La menor abandonó por su propio pie la vivienda, situada en el número 98 de la calle Rosalía de Castro de Pontevedra, mientras que su madre fue sacada en volandas por los agentes.
Los policías tuvieron que cortar los grilletes con los que la mujer se había encadenado al balcón de la casa y, posteriormente, la introdujeron en una ambulancia para ser tratada en un centro sanitario de una crisis de ansiedad.
Familiares de la mujer, que eventualmente trabaja de enfermera, insistieron en que la casa le fue embargada por una maniobra de su ex-marido que, para saldar una deuda la vendió a sus espaldas sin que supiera nada y con ella dentro.
ERRORES
El desahucio se produjo entre lloros de vecinos y familiares que consideraron esta situación una injusticia y apelaron a la situación en que quedan María Isabel Crespo y su hija, en la calle porque lo único que tenían era esta casa que acaba de perder, según indicaron, por una suma de errores atribuidos, en parte, al abogado que tramitó su separación matrimonial en 2002.
La casa fue adquirida por el matrimonio en régimen de gananciales, pero al separarse fue la mujer quien siguió pagando la hipoteca de la casa hasta el último momento, desconociendo que su marido la puso como fianza de una deuda y acabó en manos de una inmobiliaria, que es la que solicitó la ejecución del embargo tras comprar la casa en subasta.
Los policías tuvieron que cortar los grilletes con los que la mujer se había encadenado al balcón de la casa y, posteriormente, la introdujeron en una ambulancia para ser tratada en un centro sanitario de una crisis de ansiedad.
Familiares de la mujer, que eventualmente trabaja de enfermera, insistieron en que la casa le fue embargada por una maniobra de su ex-marido que, para saldar una deuda la vendió a sus espaldas sin que supiera nada y con ella dentro.
ERRORES
El desahucio se produjo entre lloros de vecinos y familiares que consideraron esta situación una injusticia y apelaron a la situación en que quedan María Isabel Crespo y su hija, en la calle porque lo único que tenían era esta casa que acaba de perder, según indicaron, por una suma de errores atribuidos, en parte, al abogado que tramitó su separación matrimonial en 2002.
La casa fue adquirida por el matrimonio en régimen de gananciales, pero al separarse fue la mujer quien siguió pagando la hipoteca de la casa hasta el último momento, desconociendo que su marido la puso como fianza de una deuda y acabó en manos de una inmobiliaria, que es la que solicitó la ejecución del embargo tras comprar la casa en subasta.