Hay vecinos de la parte alta del barrio histórico vigués que llevan hasta tres años esperando para ser realojados

El riesgo por el estado ruinoso de viviendas del Casco Vello de Vigo se extiende a inmuebles habitados

El techo de la cocina de la vivienda en la que reside Josefina tiene un 25% de desnivel. foto: lydia miranda.
Las vallas volvieron el miércoles a cortar una calle del Casco Vello a consecuencia del inminente riesgo de derrumbamiento de una casa en ruinas, esta vez en la calle Ferrería, en la denominada parte alta del bario histórico. Los vecinos de esta zona que dicen ser no más de una decena de familias aseguran estar más preocupados por el riesgo en el que se encuentran algunos inmuebles habitados y cuyos inquilinos en algunos casos llevan hasta tres años esperando por el realojo. ‘Cualquier día se nos viene encima el techo y entonces no habrá solución alguna’, dice Josefa Garrido, una de las afectadas.
La vivienda situada en el número 43 de la calle Ferrería, a escasos metros del Paseo de Alfonso, sigue apuntalada y su entorno vallado ante un posible riesgo de derrumbamiento. La alarma volvió a saltar el miércoles, sólo una semana después de que los vecinos de la calle Real se vieran en una situación similar. El edificio, deshabitado, lleva en pie más de cien años y cuenta con varias órdenes de ejecución de derribo que no han sido tenidas en cuenta por el propietario. Es el tercer caso que ocurre en Vigo en dos semanas después del aviso en la calle Real y el desplome de una vivienda en Tomás Alonso. Sin embargo, para los vecinos de la zona alta del Casco Vello, como ellos mismo la llaman, la preocupación máxima radica en el estado de algunas casas habitadas. ‘El Consorcio está arreglando los inmuebles que compra, pero hay otros que no son rehabilitados y en los que viven personas desde hace años exponiéndose a un peligro real día tras día’, explica Hernesto Millos, quien lleva más de 30 años en el barrio histórico. Constantino Portela regenta un establecimiento de ultramarinos muy cerca del edificio vallado el miércoles, asegura conocer a casi todos los residentes de esta parte del barrio histórico porque ‘somos dos barrios’. Comenta que ‘aquí la recuperación acaba de comenzar pero ya hay gran interés privado por comprar inmuebles para rehabilitarlos porque es el centro de Vigo, aunque para mí es la zona cero de Vigo’. Él también lleva años residiendo junto a la Ferrería y sabe que ‘hay casos en los que la gente está viviendo en inmuebles en muy mal estado’. Entre ellos se encuentra Josefa Garrido, una mujer de 83 años que reside en el número 6 de Bajada a Erba. El piso, alquilado, tiene serios problemas. El techo de la cocina tiene un desnivel de un 25% y cuando llueve la cosa empeora. ‘Tengo miedo de que se me venga la casa encima’, dice. Hace tres años que su hijo solicitó una vivienda a la Xunta. ‘Hablé con el Concello, el Consorcio y con la Xunta, y todavía estamos esperando’, comenta el hijo quien asegura que ‘mi madre, además tiene asma y aquí no puede vivir’.

‘Quiero morir en este barrio en el que llevo más de 50 años’

Josefina ha vivido en varias casas del Casco Vello, siempre de alquiler. Le gustaría haber podido tener su propio inmueble, pero le es imposible ‘las viviendas están muy caras’. Ella desea morir en el barrio donde ha vivido casi toda su vida y sólo espera que la Xunta le dé una alternativa. ‘Nos estamos jugando la vida todos los días, y seguimos sin respuesta’, explica su hijo. Según él, ‘mi madre no es la única persona que está en esta situación, lo que ocurre es que estos casos no se conocen y nadie parece preocuparse por ellos’. Desde el Consorcio del Casco Vello se aseguró ayer que la entidad ni expropia ni puede sancionar a los propietarios de las viviendas, sino que se limita a adquirirlas o ofrecer ayudas para su rehabilitación y que los inmuebles que compra están deshabitados.

Domínguez hace un llamamiento a los dueños con orden de ejecución

Por su parte, el teniente de alcalde Santiago Domínguez aseguró ayer que la situación en el edificio situado en la Ferrería está controlada después de haber localizado al dueño. El propietario se comprometió a retirar las partes susceptibles de derrumbarse cuanto antes. En este sentido, Domínguez recordó que hay varios edificios deshabitados con órdenes de ejecución que no se cumplen por lo que hizo un llamamiento a los propietarios ya que el Concello no puede actuar hasta que no finalicen los trámites administrativos. Asimismo, aseguró que ‘seguiremos trabajando para recuperar el Casco Vello’ . Curiosamente en la Ferrería las obras de mejora de las calles han puesto baldosas nuevas y hasta farolas de diseño que han sido colocadas en muros apunto de venirse abajo. ‘Ni las farolas ni el suelo pegan con la calle’, dice un vecino.

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