Las segundas generaciones de las empresas gallegas necesitan 'profesionalizarse' para 'formarse en el arte del negocio'

   Las segundas y terceras generaciones de las empresas gallegas necesitan "profesionalizarse" y hay que exigirles "mucha formación" porque, así como existe el arte de la medicina, también debe ser capaces de dominar "el arte de los negocios".

   Así lo recomienda Pascual Montañés, doctor en Derecho por la Universidad de Navarra y profesor de Dirección Estratégica del Instituto de Empresa, quien, en declaraciones a Europa Press, advirtió de que la empresas gallegas "están un poco atrasadas" en cuanto a formación de alta dirección.

   Pascual Montañés explicó que la profesionalización "hay que exigírsela" a las segundas y terceras generaciones, porque la primera "puede ser autodidacta y no precisarla". "Uno nace para mandar, pero también puede aprender a mandar y mandar muy bien", reflexionó.

   En el lado positivo, este experto destacó que el gallego "es un emprendedor internacional" y "no hay que explicarle que el mundo es global, ni hay que darle una clase de estrategia de internacionalización".

   Además, subrayó que un gallego se considera "un ciudadano del mundo" y esa mentalidad y actitud, unido a la red de casas regionales en el mundo, lleva a "un espíritu emprendedor que le lleva a que si quiere hacer algo y no puede realizar en Galicia, se va a otro sitio".

INTELIGENCIA POLITICA.

   Pascual Montañés es el creador del "concepto inteligencia política", que es la cualidad que considera "más importante en cualquier directivo", pues explica que "con la inteligencia crea y con la habilidad política consigue el poder necesario para que esa creatividad llegue a ser creadora".

   Aunque reconoce que esta habilidad directiva es más fácil "si se nace" con esta virtud, "también se puede aprender" y, a veces, resulta tan sencillo "como pararse a pensar, que es lo que normalmente no se hace".

   Para solucionar posibles problemas de traspaso del negocio a futuras generaciones, asegura que es conveniente que "exista una armonía entre el desarrollo de la familia y la empresa. "Si la familia crece con mucho miembros, y la empresa muy simple, con un único producto para muy pocos clientes, no tiene la complejidad de la familia y es muy difícil aunar objetivos.

   Por ello, aconsejó al empresario que "haga crecer su negocio y lo diversifique" si cuenta con muchos descendientes para que "pueda haber diferentes frentes" y los posibles sucesores "no terminen pisándose".

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