Las bicas de Trives, Castro Caldelas y Laza, las rosquillas de Ponteareas y Gondomar, los melindres de Melide o los almendrados de Allariz, son algunos de los productos que se podrían beneficiar de la regulación que reconoce la artesanía alimentaria.
Las bicas de Trives, Castro Caldelas y Laza, las rosquillas de Ponteareas y Gondomar, los melindres de Melide o los almendrados de Allariz, son algunos de los productos que se podrían beneficiar de la regulación que reconoce la artesanía alimentaria. Su trámite se encuentra en estos momentos en fase de tramitación desde el Consello Agrario Galego, para la finalización del borrador que dé pie al decreto de la Xunta. La lista no solo comprende las elaboraciones artesanales de panaderías y dulcerías tradicionales de Galicia.
También abriría la puerta a que existiese un reconocimiento a los productos artesanos de sectores como el lácteo, y que por su emplazamiento geográfico, por ejemplo, están fuera del amparo de denominaciones de origen como los quesos del país o los de oveja o de cabra que carecen de ese tipo de protección en nuestro país, o los embutidos, la gran asignatura pendiente gallega que no han conseguido disponer de una DO o una IGP, aunque exista, como es el caso de los botelos un vínculo geográfico tradicional.
El decreto, no solo permitirá que estampen un sello que acredite su naturaleza artesanal y gallega, también garantizará al consumidor la calidad de la materia prima y su elaboración.
