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Cuando los grelos se escapan del lacón al bacalao

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Raciones generosas donde las haya, recomiendo prescindir de entradas o primer plato, si se va a tomar una de bacalao, porque entonces, nos quedaremos sin hueco para el postre

Ahora que estamos en tiempos de grelos, nada como viajar a Portugal para disfrutar de combinaciones gastronómicas tan distintas a las nuestras a la hora de incorporar esta delicia vegetal, amarga como la verdad, si no se le da un escaldado previo, y su correspondiente cambio de agua.

En Esposende, donde creo que conozco por lo menos el setenta por ciento de los restaurantes, los sirven de guarnición con prácticamente todos los pescados: salmonetes, lubina, pulpo... En Ponte de Lima acompañaba una magnífica posta de bacalao elaborada al horno con un gratinado de mayonesa. El plato en cuestión llegó a mi mesa en un restaurante que está en las afueras. Prácticamente se puede decir que es un restaurante de carretera, muy concurrido porque cuenta con menú del día e incluye en el mismo el archipopularísimo arroz con sarrabulho, el plato por excelencia de esta villa miñota.

Un comedor sobrio, limpio, diáfano y bien atendido, como la cocina que se encuentra en un rincón del local. El resultado es un trabajo rápido y bien sincronizado gracias al cual los platos no se hacen de rogar más de los estrictamente necesario, porque el bacalao, naturalmente, lleva su tiempo.

Raciones generosas donde las haya, recomiendo prescindir de entradas o primer plato, si se va a tomar una de bacalao, porque entonces, nos quedaremos sin hueco para el postre. 

Reconozco que sin ser de mis favoritos, el bacalao estaba muy bien elaborado. Me gustó la incorporación de los grelos, la mayonesa, algo menos. Por suerte para los amantes de este pescado tienen más de una receta en su repertorio, lo digo por si no les gusta la mayonesa gratinada. Excelente relación calidad precio. 

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