La vigorexia se denomina "Trastorno Dismórfico Muscular", una distorsión de la imagen personal en la cual el sujeto siempre se encuentra por debajo de su cuerpo ideal y desarrolla una peligrosa obsesión por lograrlo
Después de un mes escribiendo sobre la anorexia y la bulimia nerviosas, toca el turno de la vigorexia. Otro trastorno, quizá el más frecuente en los gimnasios, en especial en la Sala de Pesas, la que desde hace unos años cambió su nombre por Sala de Fitness.
La vigorexia se denomina "Trastorno Dismórfico Muscular". Es una distorsión de la imagen personal, en la cual el sujeto siempre se encuentra por debajo de su cuerpo ideal y desarrolla una peligrosa obsesión por lograrlo. Una espiral de excesos sin fin.
¿Es una Anorexia al revés? Hace unos años se denominaba "Anorexia Nerviosa Inversa". Porque el anoréxico siempre se ve gordo mientras el vigoréxico, por muy musculoso que esté, siempre se ve delgado.
Fácilmente identificables
Mientras los especialistas debaten por considerar a la vigorexia un trastorno dismórfico corporal, alimenticio u obsesivo compulsivo -de todo hay y en abundancia- los profesionales del ejercicio físico tenemos a este selecto grupo bien identificado. Todos ellos suelen cumplir un perfil específico de cliente.
Los vigoréxicos se caracterizan por la práctica diaria de ejercicios de gran esfuerzo para aumentar el tamaño de sus músculos y -en contra de lo que ellos y muchos piensan- en la mayoría de los casos sin criterio, organización, ni base científica.
Suelen acompañarlo de dietas descabelladas, con abuso de proteínas, cuando no con suplementos o productos esteroides anabolizantes. Sin reparar en su origen o sus peligrosos efectos secundarios.
Gimnasio, báscula y espejo
Para el vigoréxico el trabajo, los amigos o la familia son secundarios. Nada es más importante que su culto al cuerpo, su cita con la báscula y ante el espejo.
Me reafirmo en lo escrito hace unas semanas. El Técnico en Ejercicio Físico tiene el deber -profesional y moral- de actuar si detecta un caso similar en su centro de trabajo. Por lo menos de abordarlo.
Ahora bien ¿Qué sucede cuando el responsable del recinto es el peor de todos? ¿Cuándo actúa sin titulación? ¿O con titulación y sin responsabilidad? Entonces, sólo nos queda llorar. O elegir el lugar adecuado, donde impere el sentido común y el equilibrio.
