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Cuatro vinos de las otras uvas del Condado

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Los vinos están elaborados con uvas procedentes de distintas fincas que Adegas Galegas posee en distintas subzonas de la DO.

Adegas Galegas, la bodega que el grupo Martín Codax tiene en el Condado del Tea acaba de lanzar al mercado un estuche integrado por cuatro singularidades: monovarietales elaborados con Treixadura, Caíño blanco, Loureira y Caíño tinto. Son las otras uvas del Condado. Con las tres primeras y el Albariño, se elabora el Condado blanco y la Caíño tinta protagoniza la mayor parte de los tintos, escasísimos hoy día, que se comercializan en Rías Baixas.

En esta primera añada, que se corresponde con la de 2017, han salido al mercado nada más que mil estuches. Un producto casi para coleccionistas y amantes de los otros monovarietales en un territorio en el que el Albariño se ha convertido en hegemónico en contra de la tradición histórica en la que esta subzona de Rías Baixas, entonces una región vinícola que tenía su propia identidad, completamente diferente de lo que se hacía en el Salnés y ya no digamos en el valle del Ulla. El Condado del Tea destacaba por una gran diversidad varietal, muy influida por sus vecinos Ribeiro, Rosal y al otro lado del Miño, Viño Verde.

Los vinos están elaborados con uvas procedentes de distintas fincas que Adegas Galegas posee en distintas subzonas de la DO. Las variedades blancas proceden, en el caso de la Treixadura, del viñedo del Pazo de Almuiña, en Arbo, donde se encuentra la bodega en la que fueron elaborados los cuatro vinos. Loureira y Caíño blanco, proceden de Goián, de una finca de 2,6 hectáreas plantada en espaldera hace treinta años. Y el monovarietal  de Caíño tinto, procede de una finca del Salnés, con 3.000 metros cuadrados, con cepas  plantadas en emparrado y una edad de más de cien años. 

En este estuche nos vamos a encontrar con el primer monovarietal de Treixadura elaborado en Rías Baixas, y de los poquísimos de Caíño blanco y Loureira que existen en el mercado. Cada uva tiene su propio ciclo vital, unas más precoces, otras de maduración más prolongadas. La Loureira tan aromática y fresca, raramente supera los 11,5 grados. Treixadura, floral y frutal, Caíño blanco es fruta fresca y la Caíño tinto trae recuerdos de vinos antiguos del Condado, con un toque fresa y mineral.

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