REPORTAJE

Las calles son para jugar

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photo_camera Los escolares del María Inmaculada, posando delante del Concello, con la edila Rosario Rodríguez.

Los alumnos del María Inmaculada trabajan en su segundo proyecto para el concurso de Naciones Unidas "Tus ideas, tus iniciativas". Quieren mejorar las calles y convertirlas en un lugar seguro, también para jugar.

En Verín le están haciendo bastante caso. Será porque todavía sus ansias de vivir sin las mayores preocupaciones que las de un madrugón o un control por sorpresa les permite apreciar, con nitidez, qué es lo verdaderamente importante: jugar. Fernando Castro, agente de la Policía Local y ex alumno del colegio de las Religiosas del Amor de Dios, los capitanea, como también lo hizo el pasado año, en un nuevo proyecto que concursará en el programa de Naciones Unidas "Tus ideas, tus iniciativas", patrocinado por la firma automovilística Renault y que convoca a un nutrido pero seleccionado grupo de centros escolares del planeta a presentar sus mejores propuestas con el fin de mejorar la seguridad vial. 

En la edición anterior, además de patrullar varios días las calles de Verín para comprobar lo difícil que resultaba conciliar la bicicleta con los automóviles aún tratándose de una villa pequeña como lo es la verinense, realizaron también un pormenorizado estudio de las infracciones y notables deslices que cometían los progenitores al acercar a sus retoños al María Inmaculada. De su trabajo surgió una importante batería de medidas que presentaron en su proyecto final a Naciones Unidas, pero también al Concello de Verín. El grupo de gobierno tomó en buena consideración sus ideas, y llevó a cabo algunas de ellas, como lo fue el cambio de sentido doble a un único de ellos de O Camiño de Os Coutos o la colocación de barandillas protectoras en la entrada del centro escolar, tanto del suyo como del Amaro Refojo, en Hermanos Fernández Álvarez. 

Este año, aunque mantienen -como no podía ser de otra forma- una fijación por incrementar la seguridad con la que los transeúntes circulan por la ciudad, sean o no púberes; pretenden recuperar para las calles de la villa los niveles de tranquilidad que antaño, quizás por la existencia de menos vehículos, permitían hacer uso de ellas también para los diferentes juegos. Castro así lo manifiesta: "Las calles tienen que ser sitios seguros y todos debemos mostrar aptitudes positivas. Qué mejor manera de hacerlo que llevando a los más jóvenes para que sean un referente para el resto". Su fin último es "volver a convertir a las calles, sobre todo de villas pequeñas como la de Verín, en aquellas que cuando nosotros éramos pequeños, nos permitían jugar en ellas y eran los automóviles los que debían tener cuidado con nosotros y no nosotros con ellos". Por eso llevó a los alumnos hasta el Concello de Verín para recordarles la niñez a políticos y funcionarios.

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