Los otros cinco detenidos quedaron en libertad acusados de un delito de tráfico de sustancias estupefacientes
Cuatro personas (tres hombres y una mujer) de las nueve detenidas a primera hora del miércoles en Verín investigados por tráfico de drogas, ingresaron anoche en la cárcel de Pereiro de Aguiar.
La titular del Juzgado de Instrucción de la villa decretó su ingreso en prisión tras una larga toma de declaración, que comenzó pasadas las 15,00 horas y se prolongó hasta pasadas las diez de la noche. Los otros cinco detenidos, entre ellos el empresario de compra-venta de automóviles de importación, quedaron en libertad, aunque como imputados en un delito de tráfico de sustancias estupefacientes que causan grave daño a la salud.
Los detenidos llegaron a las instalaciones judiciales verinenses pasadas las tres de la tarde en un furgón de la Guardia Civil que los trasladó desde la Comandancia, en cuyos calabozos permanecieron desde la mañana del miércoles. A la entrada del juzgado, situado en la calle Irmáns Moreno, ya los esperaban desde hacía una hora varios conocidos y familiares, que negaron que los detenidos tuvieran algo que ver con el tráfico de drogas.
Cocaína
La operación antidroga comenzó poco antes de las siete de la mañana del pasado miércoles con la detención del vendedor de coches de importación, Faustino P.C., al que la Guardia Civil considera el cabecilla del grupo de los nueve detenidos.
Los agentes registraron ocho viviendas, tres locales de copas y una nave en el polígono industrial de Pazos, pero solamente encontraron 150 gramos de cocaína. En la mañana de ayer aún continuaban buscando la droga por los exteriores de algunos de los inmuebles que habían sido sometidos a registros.
La operación, bautizada con el nombre de "Orquesta", se llevó a cabo ante la sospecha de que el grupo había recibido un importante alijo de cocaína procedente de la provincia de Pontevedra.
Los guardias civiles, entre los que había efectivos del Grupo de Reserva y Seguridad, con sede en Pontevedra, recurrieron a perros adiestrados en la búsqueda de sustancias estupefacientes, pero los caninos no lograron seguir un rastro en los inmuebles. Los llevaron incluso a fincas situadas en los alrededores de la villa ante la sospecha de que el alijo estuviera enterrado u oculto en edificaciones abandonadas, pero las pesquisas tampoco dieron fruto.
Los detenidos se negaron a declarar en el cuartel, negando desde un principio traficar con sustancias estupefacientes.
El industrial que ahora quedó en libertad fue condenado el pasado mes de octubre por la Audiencia provincial a una pena de 4 años, 6 meses y 1 día de prisión por un delito de tráfico de drogas. El proceso judicial que dio pie a esta sentencia (está recurrida) también se inició coincidiendo con el Entroido del año 2015, cuando agentes del Grupo de Estupefacientes de la Policía Nacional entraron en el pub Charlot (el negocio fue registrado el pasado miércoles) e intervinieron 6,5 gramos de cocaína.
