SAN FERMÍN

Al San Fermín, de voluntarios

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photo_camera Carlos Inglés y Aida Rúa, haciéndose un selfie en una calle de Pamplona, durante los San Fermines.

Un matrimonio de verinenses, Aida Rúa y Carlos Inglés, llevan más de un lustro entregados al voluntariado; una ocupación que que han ejercido en su comarca, pero también en Montmeló o en fiestas como las de Pamplona

Si Jean Henri Dunant levantase la cabeza, esbozaría una sonrisa para congratularse por su obra y felicitar a este matrimonio verinense, que ha decidido hacer de su vida un ejemplo de entrega personal al resto de sus congéneres. Aida Rúa y Carlos Inglés, casados y residentes en Verín, llevan cinco años de incuestionable entrega a la labor del voluntariado luciendo la casaca de la Cruz Roja. Él, en su día camionero de profesión, abandonó el volante por una lesión de espalda que le acabó retirando de la carretera. Fue ahí cuando las largas horas de amo de casa le obligaron a plantearse consumirlas "de la mejor manera que podía hacerlo, que era contribuyendo a que los que más lo necesitan lo llevasen un poco mejor". Se enganchó de tal manera que ahora dedica su jornada laboral a su íntegra colaboración en la Cruz Roja de Verín. Le acompaña también su esposa en las horas que su ocupación le deja libre y la práctica totalidad de los fines de semana. 

Sin embargo, como así ocurrió el pasado año, su compromiso con el movimiento del voluntariado no se circunscribe únicamente a la provincia de Ourense. En el 2015 estuvieron presentes en varios dispositivos de prevención en distintos puntos de la geografía nacional, como Ondarroa, Pamplona –en las fiestas del San Fermín– o incluso en el circuito de Montmeló. Carlos así entiende el voluntariado: "Creo que siempre que nuestra institución nos permita participar en otro tipo de eventos de mayor envergadura será beneficioso, no solo para nosotros sino también para todos aquellos a los que les prestamos auxilio". Y lo explica con un argumento aplastante: "Lo que puedes vivir en un San Fermín, donde la población se multiplica por cuatro o cinco nada tiene que ver con los dispositivos en los que nosotros estamos habituados a participar. Aquello es otro mundo", reconoce. 

Y es precisamente su forma de ejercer su verdadera pasión la que los llevó a repetir estos días en San Fermín su experiencia pamplonesa. A título personal, y conocedores de la necesidad que en esas fechas se registra en la ciudad , fueron invitados por amigos voluntarios con los que ya coincidieron en otros dispositivos de seguridad y auxilio. Allí, siempre exhibiendo la experiencia que le ha reportado llevar un lustro colaborando con la asamblea de la Cruz Roja de Verín, pero esta vez sin ejercer expresamente como tal, colaboraron en las labores de prevención y asistencia de las diferentes instituciones de protección al ciudadano, "porque aunque se trataba de un viaje personal, no pudimos reprimir el impulso de dirigirnos a ellos y decirles que si necesitaban ayuda aquí estábamos para echar una mano". Y así fue. 

El desmadre del san fermín

De esta forma, y mientras  Jose Antonio Prieto, protagonista de la portada del miércoles de La Región se la jugaba delante de un toro, dos de sus vecinos de comarca estaban echando una mano. Lejos de disfrutar de la fiesta "y del desmadre que aquí se acaba montando, porque –reconoce Carlos–, el alcohol acaba perdiendo al personal", Rúa e Inglés se dedicaban a echar mano de "algún que otro descarriado, porquer en el momento en que la gente bebe pierde todo sentido común". Así entienden su labor de compromiso, que termina obligando a la suegra a ejercer de niñera de sus dos retoños, "a los que esperamos servirles de buen ejemplo".
 

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