Manuel Cardoso, alcalde de Vilardevós: “Vímonos moi apurados”

Los vecinos de Verín y Vilardevós quieren olvidar. Pero no será posible. El paisaje negro y el olor a humo quedan guardados en los recuerdos de aquellos que lucharon contra los incendios del miércoles, que ayer ocasionaron nuevos sustos. 


Amaneció y brillaba el sol, pero entre los vecinos de Verín y Vilardevós se vislumbraban miradas tristes, desasosiego e intranquilidad. El día transcurrió y el panorama era desolador: ceniza, paisajes negros y muros, galpones y viejas casas derruidas. Verín, Queirugás, Cabreiroá, A Rasela, A Veiga das Meás, entre otros. Columnas de humo en diferentes puntos. “Isto foi horrible, non durmín en toda a noite”, fue la frase más repetida entre los vecinos. 

En A Veiga das Meás (Vilardevós), Paco Garrido aún estaba asustado de lo vivido en la tarde del miércoles: “Afogábame, era difícil apagar o lume e estar entre o fume, pero defendimos a casa e non pasou nada, iso si, foron momentos moi duros”, cuenta sin creer aún lo sucedido: “Quen fai estas cousas non ten sentido ningún”. A su lado, Eloy Diz contaba como removió mar y tierra para llegar a su casa desde Verín, con la A-52 y la Nacional cortada. “Tiña que subir, non podía deixar que pasara algo. Aquí os medios lograron salvarnos o pobo e as casas”, relataba. 

Vilardevós también lloró lo ocurrido: “Vímonos moi apurados, foi algo tremendo”, remarca Manuel Cardoso, alcalde de Vilardevós. El incendio que se inició en Verín cruzó la autovía en la tarde del miércoles y llegó a Bemposta y A Veiga das Meás (Vilardevós), donde se desplegó la UME, y a pesar de ello, el pueblo parecía “o inferno”. 

Ayer, los remolinos de humo tomaron el pueblo y alguna que otra llama volvió a aparecer. En Vilardevós y en Verín. En Ábedes y Cabreiroá se reactivaron focos, los medios no daban abasto y el cansancio vecinal estaba presente. Gritos, carreras y mucha angustia. “O peor é cando non podes conseguir chegar ata a túa casa, é unha impotencia moi grande”, contaba una vecina de A Veiga. 

Y es que la tónica general fue de nerviosismo. Vecinos en vela y lloros de impotencia. “Aquí reactivouse un foquiño ao carón da casa pola noite, e non veu ninguén”, criticaba una vecina que se sintió sola en Ábedes. “Non damos feito, facemos o que podemos”, aseguraban los agentes. Todo ello por tensión, porque después entre medios y vecinos se abrazaron y solo se escuchaban “gracias” de unos a otros.

Eso sí, otra jornada más para olvidar, aunque sea casi imposible. Ira, rabia, impotencia y mucho dolor. Verín y Vilardevós se quedaron sin saber qué decir: “Ai non neniña, non che teño ganas de recordar, foi caótico”, lamentaba una vecina del concello de Vilardevós. Como ella, la comarca también quiere olvidar. Eso sí, cuentan las horas para que paguen los culpables, “pois foi intencionado”, señalaban. 

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