Algunos de los 61 españoles que llegaron ayer tarde a Madrid procedentes de Trípoli en un vuelo con 131 pasajeros fletado por la compañía Repsol-YPF relataron su experiencia de 'miedo, angustia y horror' en una situación 'bélica'. El presidente de Repsol, Antonio Brufau, acudió al aeropuerto madrileño de Barajas para recibir a los viajeros, entre los que se encontraban 54 trabajadores de la petrolera y 34 familiares.
Félix Castañeda, encargado de esta operación de evacuación de los empleados de Repsol, reconoció que el proceso para la salida de Trípoli fue 'difícil, complicado y lleno de tensiones'. Castañeda comentó que la situación en la capital libia es de 'incertidumbre' y de 'caos', aunque, después de hablar con algunos conocidos ayer por la tarde, 'parece que ahora no hay tiros y que está lloviendo muchísimo'.
Entre los pasajeros, se encontraba la joven madrileña Itziar Araluce, que vivía en Trípoli por el trabajo de su padre, y que aseguró que no pudo ver nada de lo que ocurría en la ciudad porque permanecía refugiada en su casa, aunque sí pudo oír tiros, gritos y toques de bocinas. Reconoció que vivió momentos de miedo, angustia y horror a causa de la situación en la capital de Libia, en cuyo aeropuerto había 'empujones' y 'no se podía ni respirar'.
Un trabajador de Repsol que no ha querido dar su nombre se ha mostrado muy contento de haber vuelto a España gracias a la compañía y describió el caos en el que está sumido el aeropuerto de Trípoli, donde 'hay mucha gente que quiere salir y pocas alternativas'.
En este avión, también ha viajado Madhi Salleh, ciudadano español de origen iraquí, que trabaja para la constructora Sacyr Vallehermoso, quien ha reconocido que hay un conflicto en Libia, pero 'hay muchas cosas que se han exagerado en Occidente'. 'Yo no he visto ningún bombardeo en Trípoli'.
Entre los pasajeros, se encontraba la joven madrileña Itziar Araluce, que vivía en Trípoli por el trabajo de su padre, y que aseguró que no pudo ver nada de lo que ocurría en la ciudad porque permanecía refugiada en su casa, aunque sí pudo oír tiros, gritos y toques de bocinas. Reconoció que vivió momentos de miedo, angustia y horror a causa de la situación en la capital de Libia, en cuyo aeropuerto había 'empujones' y 'no se podía ni respirar'.
Un trabajador de Repsol que no ha querido dar su nombre se ha mostrado muy contento de haber vuelto a España gracias a la compañía y describió el caos en el que está sumido el aeropuerto de Trípoli, donde 'hay mucha gente que quiere salir y pocas alternativas'.
En este avión, también ha viajado Madhi Salleh, ciudadano español de origen iraquí, que trabaja para la constructora Sacyr Vallehermoso, quien ha reconocido que hay un conflicto en Libia, pero 'hay muchas cosas que se han exagerado en Occidente'. 'Yo no he visto ningún bombardeo en Trípoli'.
