En el avión viajaron también ciudadanos japoneses, belgas y brasileños al no completarse el pasaje

Los pasajeros repatriados por España no sufren radiación

Tres de las personas que viajaron en el avión fletado por el Gobierno español, a su llegada a Torrejón. (Foto: JUANJO MARTÍN)
Los controles radiológicos efectuados a 119 de los 154 personas que viajaron a Madrid desde Japón en el avión de repatriación fletado por el Gobierno han determinado que no están contaminados, según explicó la directora general de Sanidad Exterior, Carmela Amela.
Así lo manifestó la propia Amela en la Base Aérea de Torrejón de Ardoz, donde aterrizó el avión sobre las 14,30 horas con 80 españoles, 35 japoneses, 22 belgas y 8 brasileños a bordo, entre otras nacionalidades, además de un funcionario del Gobierno español, que les acompañó en el viaje. mela precisó que 'sólo 34 personas rechazaron someterse a los controles voluntarios' que efectuaron en la base una veintena de técnicos del Consejo de Seguridad Nuclear y del departamento de Sanidad Exterior a los viajeros, a su equipaje y al avión Boeing 747 de Pullmantur, en el que volaron.

La responsable de Sanidad Exterior descartó que pueda haber casos de contaminación en los 34 viajeros que no se sometieron a los controles, ya que la totalidad del pasaje rellenó unos cuestionarios a bordo en los que detallaban si tenían algún síntoma y el lugar de Japón en el que había estado para 'determinar su grado de riesgo'. Carmen Amela destacó que ninguno de los viajeros estuvo en un radio inferior a los 100 kilómetros de la central japonesa de Fukushima.

La mayor parte de los españoles repatriados manifestaron que habían optado por abandonar Japón ante la presión de sus familiares y recalcaron que los japoneses viven tranquilos, 'aunque con precaución'. Así lo decía Pilar Espinosa de los Monteros, madrileña residente en Japón desde hace 13 años, que viajó con sus dos hijos y sin su marido japonés desde su residencia a unos 20 kilómetros de Tokio y a 220 de la central. Manifestó que había decidido subir al avión del Gobierno español por el miedo ante 'las constantes réplicas de terremotos' y porque la escuela donde impartía clases está cerrada, por lo que optó por 'esperar a que todo se estabilice' en Madrid, con sus dos hijos.

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