ELECCIONES EN EEUU

Trump, presidente de los EEUU

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photo_camera Trump durante el discurso de la victoria.

El magnate dio la sorpresa, ganando en casi todos los Estados clave con un mensaje rupturista y que promete ocuparse de los "olvidados" por Obama

Donald Trump es el presidente de los EEUU. Las encuestas se han confundido. Los pronósticos ya no son fiables. Nada de lo que era previsible se ha cumplido. Los medios de comunicación y las principales empresas de opinión han fallado estrepitosamente. Su primer mensaje tras saberse vencedor ha sido conciliador pero el mundo espera a ver cuáles serán sus próximos pasos y contiene el aliento.

Los hispanos no han sido decisivos, los afroamericanos no han acudido a votar en masa. Ahora, un hombre de negocios que asegura estar fuera de la clase política ocupará el cargo político más importante del mundo: la presidencia del país más poderoso del planeta.

Como era de esperar, los mercados no están reaccionando bien a su victoria. Trump representa la ruptura del sistema hasta ahora conocido y está por ver qué parte de sus promesas cumple, y hasta dónde conducirá finalmente su programa. Los mercados asiáticos se desploman, el peso mexicano también y el dólar crece como valor refugio. Se espera un miércoles negro en las bolsas de todo el mundo y la evolución de los mercados dependerá de los anuncios y actuaciones del ya presidente de EEUU en los próximos días.

Donald Trump ha conseguido calar en el corazón de los descontentos, que han demostrado ser millones de americanos. Hillary Clinton no ha sido suficiente para levantar un mensaje populista y que promete ocuparse de los que se consideran olvidados por la administración de Obama e incluso de la de George Bush.

Hillary representaba la continuidad que para muchos era "ir cada vez a peor". De hecho, sólo un 30% de los afroamericanos han ido a votar. Un porcentaje muy bajo teniendo en cuenta que el propio Barack Obama, primer presidente negro de la historia americana, ha pedido la masiva movilización del voto negro en favor de Clinton. El hecho de que el 70% se hayan quedado en casa es significativo de la desafección que existe por la política en una parte de la población. Eso sí, parece que los blancos que no querían a Hillary han acudido masivamente a apoyar a Trump.

De los 50 estados, tan sólo 19 han apoyado a la candidata demócrata. La victoria no ha sido ajustada. Ha sido tan evidente que Hillary Clinton, antes de saberse los resultados finales, ya llamaba a Donald Trump para felicitarle y reconocer la victoria del magnate. Trump ha logrado 290 votos de los 270 necesarios y a Hillary no le ha servido el apoyo del matrimonio Obama, de la práctica totalidad del mundo del espectáculo e incluso de la mayor parte del mundo, excepto del presidente ruso Vladimir Putin.

El Medio Oeste ha sido determinante en la victoria del millonario y, ni las mujeres, ni los afroamericanos, ni los latinos -que se han visto atacados por el magnate- han podido evitar el enorme descontento de una parte de la población que ha visto en el candidato republicano una posibilidad de salir de la crisis; de que las cosas cambien.

"RENOVAR" EL SUEÑO AMERICANO

Su primer mensaje tras saberse ganador ha sido de reconciliación y unidad, abandonando el tono bronco y desafiante que ha marcado la campaña electoral más embarrada de la historia.

Donald Trump, cuadragésimo quinto presidente de EEUU ha abogado por "reconstruir el país" y "renovar" el sueño americano. Acompañado de su extensa familia, ha prometido ser un presidente "para todos", incluso para quienes no le han otorgado su voto.

En un tono desconocido hasta ahora ha llegado a agradecer a su rival, la candidata demócrata Hillary Clinton, el "servicio" brindado al país en los últimos años.

No ha olvidado en su discurso el populismo que le caracteriza y se ha marcado la tarea urgente de reconstruir la nación y ha subrayado que "todos y cada uno de los estadounidenses tendrá oportunidad de alcanzar su potencial".

La comunidad internacional ya tiene claro que se enfrenta a un país mucho más nacionalista. Que antepondrá sus intereses al resto del mundo. Lleva advirtiéndolo toda la campaña y en los días venideros se sabrá si realmente cumple aquello que prometió.

¿CUMPLIRÁ SU PROGRAMA?

¿Qué sucederá con la OTAN?, ¿Y los acuerdos de medio ambiente?, ¿Abandonará EEUU su presencia en Siria, Irak, Afganistán?, ¿Cómo serán las relaciones comerciales entre EEUU y la UE?, ¿Impondrá realmente unos aranceles del 40% a todos los productos `made in China`?, ¿Construirá el muro con México?, ¿Expulsará a 11 millones de inmigrantes? ¿Intentará meter en la cárcel a Hillary Clinton?, ¿Dilapidará el acercamiento con Cuba? Demasiadas incógnitas en estos momentos en los que la política tradicional se ha desvanecido y se ha demostrado con claridad que los sondeos no son fiables. Ocurrió con el Brexit, y con el acuerdo de paz no refrendado en Colombia.

El voto oculto tiene más valor que el que evidencian las encuestas y que pronosticaban los medios de comunicación estadounidenses. Tanto el New York Times como el Washington Post han apostado claramente por una victoria demócrata y muchos no han sabido leer que el descontento de millones de americanos golpeados por la crisis han aupado a Trump a la victoria.

Los republicanos han ganado, no sólo la presidencia, también el Congreso -que era algo esperado- y el Senado, que inicialmente adjudicaban a los demócratas.

Meses de ataques de carácter personal entre los dos candidatos ha supuesto una enorme insatisfacción con ambas opciones. Sólo cuatro de cada 10 votantes veía en Hillary Clinton a una candidata honesta y confiable, y aún menos fiable veían a Trump según encuestas que han demostrado estar en las antípodas de la realidad.

Las portadas de los principales diarios son poco positivas hacia el flamante presidente. Incluso el New Yorker, con una imagen de Trump ha titulado "An American tragedy" (Una tragedia americana, en lugar de "An American History", una historia americana).

La familia de George Bush, último presidente republicano, ha evidenciado públicamente que no han votado por Trump.

A cinco días de las elecciones, la intención de voto de los hispanos se situaba en un 79% a favor de Hillary Clinton. Con un peso significativo en la población, de hecho suponen un 17% de los votantes, es evidente que en Florida no han optado por los demócratas. Es curioso que en Arizona, donde hay un 21,5% de latinos con derecho a voto, es un Estado tradicionalmente republicano.

El 53% de los hombres han dado su voto a Trump y un 54% de las mujeres optaron por Hillary. El voto más joven se ha decidido fundamentalmente por demócratas, mientras que de los mayores de 44 han votado masivamente por Trump.

Se ha roto el mito de que la clase media-baja, la clase obrera que optaba por ideas más progresistas y proteccionistas debido a su vulnerabilidad económica. Han sido los blancos quienes han dado la victoria a Donald Trump. Pero no los blancos ricos como él o Hillary Clinton, el blanco con una economía humilde e incluso la clase media que lleva años viendo cómo pierde poder adquisitivo.

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