Luis de Grandes defiende en Bruselas lo que en España se rechaza

Bueno, Sr. De Grandes, ya ha finalizado su exaltación de la tortura en Bruselas. Han sido dos días en los que ha empleado su labor como Eurodiputado, pagada por todos los españoles, en protagonizar una encarnizada defensa de un espectáculo sangriento...
Bueno, Sr. De Grandes, ya ha finalizado su exaltación de la tortura en Bruselas. Han sido dos días en los que ha empleado su labor como Eurodiputado, pagada por todos los españoles, en protagonizar una encarnizada defensa de un espectáculo sangriento denostado por un 80 % de los ciudadanos a cuyo País ¿representa?.

Se ha rodeado de algunos, pocos, Europarlamentarios que comparten su siniestra inclinación, de unos cuantos “matadores” que quedan sobradamente definidos por el término empleado para denominar su profesión e incluso ha contado con el apoyo de un guitarrista, ignoro si se había preparado una Marcha Fúnebre pero sin duda hubiera sido una pieza muy adecuada para el acto.

Allí ha habido una cuidada puesta en escena con discursos, vídeos, exposiciones fotográficas, pictóricas y escultóricas, así como de diversos elementos de los utilizados por el verdugo que, vestido de luces, ejecuta al toro tras una prolongada y cruenta demostración de tortura. Y Vd. presidiendo el Acto con diestra vehemencia, arropado por su cuadrilla: Iñigo Méndez de Vigo, Pío García Escudero y Jaime Mayor Oreja entre otros; ante su magnifica figura la arena simulada, los espectadores, los protagonistas y toda la parafernalia inherente a este espectáculo. No hay que hacer un gran esfuerzo de imaginación para trasladar la escena a la de un Circo Romano con Vd. como Emperador presidiendo los “juegos” en lo alto del podium, en el graderío los asistentes, divididos por sectores o tendidos según su condición social y poder adquisitivo; en vez de obeliscos, estatuas y columnas nos encontramos en su traslación del Coliseo a la Sala Yehudi Menuhin del Parlamento Europeo con bronces, pinturas y toda la panoplia taurina; no han faltado las armas por supuesto: espadas, banderillas, varas de picar, etc. también aquellos luchadores que brindaban su muerte al Emperador utilizaban el estoque y en vez de escudo, capotes y muletas. Y por supuesto, la arena, con sus gladiadores, que hoy en día en vez de encomendarse a los dioses lo hacen a la Virgen, marcan paquete y reciben dinero por matar al igual que los hombres libres de entonces percibían denarios por idéntico cometido. Y por último los de siempre, aquellos para los que no hay gloria, ni esperanza, ni elección, tan solo castigo sin falta, condena sin delito, dolor sin causa, sufrimiento sin justificación y muerte sin sentido, entonces eran hombres condenados y animales, hoy son estos últimos los que perduran en los juegos circenses que Vd. defiende con tanto ímpetu.

Su bochornosa actuación en Bruselas, promoviendo, divulgando y apoyando las corridas de toros, no responde a una demanda popular ni al deseo de una ciudadanía ante la que aparece Vd. como un delegado en la Cámara Europea partidista y alejado de los intereses reales de los españoles porque, le repito, la gran mayoría de los habitantes de este País está en contra de tan vergonzosa tradición. No se trata de que esté defendiendo algo que a la gente no le importe, es que está empleando dinero del erario público en hacer campaña de un espectáculo que abominamos la mayor parte de la Población; no es que no nos afecte el asunto o que nos traiga sin cuidado, es que un ochenta por ciento de los españoles NO QUIERE que haya corridas de toros, RECHAZAN esa carnicería, ¿lo comprende?.

Algún día, porque no le quepa la menor duda de que así será, desaparecerá esta tortura como actividad legal y quedarán las Plazas de toros como recuerdo de una costumbre bárbara y deleznable. Entonces, irán a verlas los niños y al igual que hoy nosotros visitamos los circos romanos y escuchamos el relato de las tragedias que allí tuvieron lugar, ellos oirán como a esos recintos la gente acudía a disfrutar de que durante veinte minutos un toro fuese sometido a tremendos sufrimientos, herido con saña una y otra vez y matado de una forma atroz. Ellos preguntarán si tal cosa ocurría en el Siglo II d.c. y se quedarán atónitos ante la respuesta, probablemente les costará creer que tal aberración tuviese lugar en 2008, en un País civilizado y que presume de su preocupación por los derechos. Tal vez hasta salga a relucir su nombre Sr. De Grandes igual que el de Nerón ha quedado unido para siempre al gusto por de aquellas batallas ignominiosas y a su fomento.

Ya hace tiempo que ha comenzado el ocaso de la “Fiesta” pero Vd., Sr. Europarlamentario, ardiente taurófilo y entusiasta cazador, vive de cara a sus cruentas pasiones y de espalda al deseo del Pueblo y un clamor que por mucho que lo intenten, ya no podrán enmudecer.

Julio Ortega Fraile

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