Fue el lugar preferido por muchos vecinos que en el pasado siglo escogieron este peñasco para retratarse, teniendo cómo telón de fondo el airoso puente de hierro.
La parroquia de la Oliveira, extramuros desta Villa, tenía bajo su jurisdicción espiritual junto con A Franqueirán, Maquiáns y Os Ferreiros, la zona del Arrabaldo, cuyos límites territoriales llegaban hasta la Puerta de la Villa, el convento de san Francisco y el entorno inmediato al templo. Estas “fronteras” seculares se ampliarían considerablemente en el siglo XIX tras la construcción de la carretera Villacastín-Vigo, al quedar la calle Progreso, colindante con la iglesia, en su demarcación eclesiástica. Es la única de las históricas parroquias que está bajo la advocación de la Virgen y la celebración mariana del 15 de agosto fue a lo largo del tiempo su fiesta principal.
Las ceremonias religiosas consistían en una concurrida novena, que contaba con la presencia de un elocuentísimo orador sagrado y remataba con una solemne salve, interpretada conjuntamente por el orfeón local Ecos del Avia y el coro Hijas de María, dirigidos por el inteligente pianista Emilio Pousa.
Las fiestas profanas se celebraban en el Arrabaldo, donde se instalaba el palco de la música y junto con los conciertos, había baile, paseo, lanzamiento de globos, verbena y fuegos artificiales.
La prensa local documenta desde finales del siglo XIX dichas conmemoraciones. El Obrero (1893) informa: Se verificaron con esplendor los festejos de Nuestra Señora de los Ángeles en la Oliveira. El párroco, señor Fernández Moure, invitó al lunch al joven director del periódico. A comienzos del siglo XX es El Ribadaviense (1901) quien comunica a sus lectores: En la fiesta del 15 tocó el célebre gaitero de Ventosela, siendo muy aplaudido por la concurrencia, que lo escuchaba con deleite. En la función religiosa de la Virgen de Los Ángeles celebrada en la Oliveira, pronunció una elocuente oración el joven capellán del Ejército, nuestro distinguido amigo don Leopoldo Márquez Rey.
En 1911 sabemos por el semanario Noticiero del Avia, que con motivo de la festividad de la Oliveira, se celebró un baile en el centro Avia Foot-Bool- Club, que duró hasta las 4 de la madrugada. Dicha sociedad, germen del hoy centenario Club Artístico, ubicada en el tramo de san Martín extramuros, adscrito también a esta parroquia, se sumaba a cuánta celebración tenía lugar en La Oliveira y cada mes de mayo los socios aguardaban con ilusión el baile del san Eleuterio, también muy venerado en este templo.
En 1930 en el rotativo Noticiero del Avia leemos: Las fiestas del pasado día 15 resultaron animadísimas y muy concurridas. La hermosa colcha rifada a beneficio de las mismas correspondió en suerte al nº 761, que poseía el maestro peluquero Antonio Fernández de esta villa. A lo largo de la primera mitad del siglo XX las saraos del Arrabaldo continuaron con vigor en el barrio y fue en la década de los sesenta cuando cesaron definitivamente. Hoy se mantiene la novena en el mes de agosto y la procesión del día 15, con un recorrido simbólico por aquellos lugares que fueron suyos.
La fotografía de Chao que ilustra esta crónica nos muestra a orillas del Avia a Laxa do Abade, aludiendo a la roca que en los fondales de la rectoral de la Oliveira, vivienda del señor abad, señalaba las lindes de la antigua parroquia. Fue el lugar preferido por muchos vecinos que en el pasado siglo escogieron este peñasco para retratarse, teniendo cómo telón de fondo el airoso puente de hierro. Hoy, por las transformaciones realizadas en las márgenes del río, la peña, algo menguada, permanece en su sitio frente al convento de san Francisco; sin embargo son muy pocos los que pueden ponerle nombre a esta laxa que pese a ser, según su denominación, del abad de La Oliveira, pertenece a la memoria colectiva al mantenerse durante generaciones en las coordenadas sentimentales de los ribadavienses.
