Cuarenta voluntarios participaron en la jornada ambiental organizada por Amigos da Terra y Vergasa
Voluntarios de la comarca de O Ribeiro, de Ourense, Vigo, Cangas o Santiago participaron ayer en una jornada de regeneración de montes quemados el pasado mes de octubre en Melón. Vecinos, grupos de amigos y mismo familias con niños se trasladaron a esta zona de la provincia en una convocatoria lanzada desde Amigos da Terra, en colaboración con el grupo local Vergasa, para llevar a cabo la plantación de 1.200 robles en el monte comunal de Tourón, donde el fuego acabó con una plantación anterior.
La actuación abarca un terreno de más de 20 hectáreas en donde, en los últimos meses, ya se han llevado a cabo tareas de esparcimiento de paja y colocación de barreras vegetales para evitar la erosión y los arrastres. "Los suelos tardan un montón de años en recuperarse después de un incendio, entre 20 y hasta 100 años, en función del tipo y las características de las plantaciones", señalaba Mari Carmen Álvarez, bióloga y voluntaria local de Amigos da Terra, que considera que toda ayuda es poca para mitigar esta situación, al tiempo que animaba la gente a colaborar. "En los primeros días hubo mucho boom, ahora ya hay menos voluntarios", reconocía, al tiempo que destacaba el buen ambiente y la implicación de los participantes en la jornada dominical. La semana que viene colectivo se volverá a reunir para planificar nuevas plantaciones "y también para hacer un seguimiento y los cuidados de cara al verano", dijo Álvarez.
En A Limia todavía sigue ardiendo el subsuelo de la laguna de Antela
Los trabajos para la regeneración del suelo después de un incendio son prioritarios y vitales. Así lo reivindican desde Amigos da Terra que, con las actuaciones de ayer en Melón, busca paliar los efectos del fuego y promover una sensibilización y movilización social que facilite cambios profundos en la política forestal. "Entre todos temos que buscar un plan a longo prazo que reverta esta situación", señalaba Ángel Dorrío de Amigos da Terra que, preguntado por la imagen humeante del subsuelo de la laguna de Antela de estos días, dijo que "seguirá ardendo ata que se consuma todo". Dorrío cree que "deberíase apagar ou tratar de minimizar" puesto que esos terrenos actúan como esponjas y retienen el agua para ir soltándola después poco a poco. "Pero ao estar a arder xa non actuarán como reservorias", advierte ante lo que previsiblemente se convertirá en un problema a corto plazo en la cuenca del Limia.n
