Gastronomía, religión, cultura, etnografía y hasta espectáculos taurinos se reparten por Ourense en un primer fin de semana de agosto que augura festa rachada para todo el mes. Arnoia, Muíños, Celanova, Allariz, Vilamartín, Maceda,... cada una con su especialidad.Págs.
A pesar de que las tradicionales chega de bois y carrera de burros tuvieron que suspenderse, las fiestas de Muíños estuvieron cargadas de actividades que causaron una gran expectación entre el numeroso público presente, que no quiso perderse la exhibición de valor y habilidad que demostraron los pegadores portugueses (procedentes de Azambuja) en la gran tourada y el rejoneo a caballo con tres novillos de 500 kilos. También fueron muy concurridos los juegos populares que se desarrollaron en la plaza de toros, instalada en el campo de fútbol, la muestra de artesanía transfronteriza, la carrera de carrilanas, la comida de Galo pica no chan y la degustación de sopas de burro canso.
El Concello de A Bola celebró su popular feria a orillas de la playa fluvial, donde se instalaron los puestos de venta ambulante de productos de la huerta, ropa y calzado. Tampoco faltó pulpo y churrasco para animar la jornada de compras.
Fueron también muchos los que eligieron pasar una noche de miedo en el pueblo de Chaioso, a pocos metros del castillo de Maceda, que se transformó en un pasadizo del terror, donde no faltaron personajes como la niña del exorcista o el asesino de la matanza de Texas.
Por su parte, los vecinos de Queiroás da Igrexa (en Allariz) realizaron una exhibición de los trabajos de la malla, para extraer el grano del centeno, utilizando los tradicionales mallos de madera, la malladora y la limpiadora a motor, dentro de sus Festas Etnográficas.
Por último, los celanovenses celebraron en la Praza Maior la tradicional entrega de faroles y ramos a los asistentes a la procesión de La Ramallosa, que comenzó a las 23 horas y que recorrió las calles de la villa, acompañada por los acordes de las charangas de Celanova y Vilanova dos Infantes.
El Concello de A Bola celebró su popular feria a orillas de la playa fluvial, donde se instalaron los puestos de venta ambulante de productos de la huerta, ropa y calzado. Tampoco faltó pulpo y churrasco para animar la jornada de compras.
Fueron también muchos los que eligieron pasar una noche de miedo en el pueblo de Chaioso, a pocos metros del castillo de Maceda, que se transformó en un pasadizo del terror, donde no faltaron personajes como la niña del exorcista o el asesino de la matanza de Texas.
Por su parte, los vecinos de Queiroás da Igrexa (en Allariz) realizaron una exhibición de los trabajos de la malla, para extraer el grano del centeno, utilizando los tradicionales mallos de madera, la malladora y la limpiadora a motor, dentro de sus Festas Etnográficas.
Por último, los celanovenses celebraron en la Praza Maior la tradicional entrega de faroles y ramos a los asistentes a la procesión de La Ramallosa, que comenzó a las 23 horas y que recorrió las calles de la villa, acompañada por los acordes de las charangas de Celanova y Vilanova dos Infantes.
