Este ingeniero de Caminos y político de casta, como todos aquellos diputados que hace 30 años emprendieron la ardua empresa de asentar las instituciones del Estatuto, acaba de autoeditar sus memorias. En ellas refleja etapas claves tanto para la autonomía como para la provincia de Ourense, por la que llegó a ser diputado en el Congreso.
¿Cómo recuerda la primera legislatura del Parlamento?
Recuerdo que fueron cuatro años de mucho trabajo, sobre todo durante los últimos meses de la legislatura en los que también acumulé las tareas de Facenda, además de la dirección de APE.
¿Qué diferencias encuentra con respecto a la actualidad?
Los primeros años estuvieron marcados por la escasez de medios y recursos, mientras que hoy en día se manejan unos presupuestos multimillonarios en comparación con aquella época.
Entre los avances de aquellos años, ¿cuáles destacaría?
Dos hitos importantes fueron el lanzamiento de la televisión pública autonómica y la reagrupación en San Caetano de los edificios administrativos de la Xunta, que estaban dispersos e, incluso, alguna consellería tenía la sede fuera de Santiago, como Pesca e Industria, ubicadas en A Coruña. También creo que fue muy importante el establecimiento de los lazos socioeconómicos con el norte de Portugal y grandes obras como el dique de abrigo de Malpica o la carretera Vigo-Baiona.
¿Cuáles fueron sus referentes políticos?
A quien más admiro es a Gerardo Fernández Albor, que ahora con 94 años tiene una extraordinaria cabeza y sigue recibiendo homenajes en todos los rincones.
¿Cómo fue su relación con Manuel Fraga?
Tuvo sus claroscuros porque ambos tenemos un fuerte carácter; sin embargo, siempre nos respetamos y nos llevamos bien.
La promoción industrial y la creación del polígono de San Cibrao das Viñas. En este tema, luchamos por que Citroën se instalase en el polígono y después de unas duras gestiones lo acabamos consiguiendo.
La corrupción de un político sólo se produce si alguien que no es político lo soborna. Al margen de los casos de corrupción que se puedan hacer públicos, que representan a una minoría, creo que se ha dado un salto de calidad en todos los asuntos de Gobierno.
Recuerdo que fueron cuatro años de mucho trabajo, sobre todo durante los últimos meses de la legislatura en los que también acumulé las tareas de Facenda, además de la dirección de APE.
¿Qué diferencias encuentra con respecto a la actualidad?
Los primeros años estuvieron marcados por la escasez de medios y recursos, mientras que hoy en día se manejan unos presupuestos multimillonarios en comparación con aquella época.
Entre los avances de aquellos años, ¿cuáles destacaría?
Dos hitos importantes fueron el lanzamiento de la televisión pública autonómica y la reagrupación en San Caetano de los edificios administrativos de la Xunta, que estaban dispersos e, incluso, alguna consellería tenía la sede fuera de Santiago, como Pesca e Industria, ubicadas en A Coruña. También creo que fue muy importante el establecimiento de los lazos socioeconómicos con el norte de Portugal y grandes obras como el dique de abrigo de Malpica o la carretera Vigo-Baiona.
¿Cuáles fueron sus referentes políticos?
A quien más admiro es a Gerardo Fernández Albor, que ahora con 94 años tiene una extraordinaria cabeza y sigue recibiendo homenajes en todos los rincones.
¿Cómo fue su relación con Manuel Fraga?
Tuvo sus claroscuros porque ambos tenemos un fuerte carácter; sin embargo, siempre nos respetamos y nos llevamos bien.
La promoción industrial y la creación del polígono de San Cibrao das Viñas. En este tema, luchamos por que Citroën se instalase en el polígono y después de unas duras gestiones lo acabamos consiguiendo.
La corrupción de un político sólo se produce si alguien que no es político lo soborna. Al margen de los casos de corrupción que se puedan hacer públicos, que representan a una minoría, creo que se ha dado un salto de calidad en todos los asuntos de Gobierno.
