La asociación de familiares de enfermos de alzheimer (Afaor) presta una gran labor a las personas que sufren esta enfermedad en la ciudad. Ángeles Blanco lleva 10 años al frente del colectivo, en el que se marcó como objetivo llevar sus servicios también al medio rural.
¿Qué necesita en la actualidad Afaor?
Muchas cosas, pero lo primero financiación para poder materializar todos nuestros proyectos y un nuevo local, dado que el que tenemos en un bajo del número 19 de la calle Nosa Señora da Saínza se quedó pequeño. No disponemos de espacios para atender como quisiéramos a los familiares y enfermos.
¿Cuántos socios tienen?
Ahora mismo tenemos alrededor de 300 asociados.
¿Y todos son familiares o enfermos de alzheimer?
Sí, la mayoría son personas que de una forma u otra sufren esta enfermedad
¿Qué servicios le ofrecen?
Información y orientación sobre la enfermedad, asesoramiento jurídico y de documentación. Tenemos una amplia lista de servicios, que van desde el apoyo integral a los familiares y cuidadores de un enfermo, pasando por la ayuda en el propio domicilio, prestación de material ortoprotésico, estimulación cognitiva, como gimnasia o talleres de manualidades y la celebración de distintos festejos para que los enfermos recuperen la memoria y para mejorar la calidad de vida de sus familiares. También ofrecemos fisoterapia e incluso psicomotricidad acuática para mejorar el estado de salud psicofísico de los enfermos.
No hay que tener nada especial. La propia asociación se encarga de dar formación a todos sus voluntarios y cuidadores. Lo que sí puedo decir es que el trabajo social que realizamos es muy satisfactorio, muy gratificante para todos los cuidadores.
No lo sé, habría que preguntárselo a los empresarios. Los hay que ya nos apoyan, pero claro que nos gustaría que fueran más.
¿Y la Administración tiene en cuenta su labor?
Sí, suele apoyarnos económicamente.
Estamos trabajando en el proyecto y queremos comenzar lo más pronto posible. Acabamos de presentar la iniciativa en la Diputación y también vamos a contar con la colaboración de la Fundación Gómez Franqueira para atender a todos los enfermos en los distintos municipios
Lo pasan fatal y poco a poco se va deteriorando su calidad de vida. Lo pasan muy mal, sobre todo después de que halla muerto la persona enferma. Ultimamente, pusimos en marcha un proyecto para atender a los familiares y cuidadores de personas que hallan muerto de alzheimer, le prestamos ayuda psicológica porque muchos de ellos no superan la muerte de su ser querido. Están tan acostumbrados a él, estaban tan pendientes y tan metidos en la enfermedad, que después se sienten solas, sufren depresión e incluso tienen remordimientos por no haber hecho más por el enfermo.
¿Qué le diría a una familia con un enfermo de alzheimer?
Que vengan a nuestra asociación, que contacten con nosotros porque serán bien recibidos sin ningún tipo de contraprestación económica a cambio. Nosotros le vamos a ayudar a cuidar a su ser querido, a mejorar su calidad de vida. Lo peor que pueden hacer es ocultar la enfermedad y vivirla en soledad.
Muchas cosas, pero lo primero financiación para poder materializar todos nuestros proyectos y un nuevo local, dado que el que tenemos en un bajo del número 19 de la calle Nosa Señora da Saínza se quedó pequeño. No disponemos de espacios para atender como quisiéramos a los familiares y enfermos.
¿Cuántos socios tienen?
Ahora mismo tenemos alrededor de 300 asociados.
¿Y todos son familiares o enfermos de alzheimer?
Sí, la mayoría son personas que de una forma u otra sufren esta enfermedad
¿Qué servicios le ofrecen?
Información y orientación sobre la enfermedad, asesoramiento jurídico y de documentación. Tenemos una amplia lista de servicios, que van desde el apoyo integral a los familiares y cuidadores de un enfermo, pasando por la ayuda en el propio domicilio, prestación de material ortoprotésico, estimulación cognitiva, como gimnasia o talleres de manualidades y la celebración de distintos festejos para que los enfermos recuperen la memoria y para mejorar la calidad de vida de sus familiares. También ofrecemos fisoterapia e incluso psicomotricidad acuática para mejorar el estado de salud psicofísico de los enfermos.
No hay que tener nada especial. La propia asociación se encarga de dar formación a todos sus voluntarios y cuidadores. Lo que sí puedo decir es que el trabajo social que realizamos es muy satisfactorio, muy gratificante para todos los cuidadores.
No lo sé, habría que preguntárselo a los empresarios. Los hay que ya nos apoyan, pero claro que nos gustaría que fueran más.
¿Y la Administración tiene en cuenta su labor?
Sí, suele apoyarnos económicamente.
Estamos trabajando en el proyecto y queremos comenzar lo más pronto posible. Acabamos de presentar la iniciativa en la Diputación y también vamos a contar con la colaboración de la Fundación Gómez Franqueira para atender a todos los enfermos en los distintos municipios
Lo pasan fatal y poco a poco se va deteriorando su calidad de vida. Lo pasan muy mal, sobre todo después de que halla muerto la persona enferma. Ultimamente, pusimos en marcha un proyecto para atender a los familiares y cuidadores de personas que hallan muerto de alzheimer, le prestamos ayuda psicológica porque muchos de ellos no superan la muerte de su ser querido. Están tan acostumbrados a él, estaban tan pendientes y tan metidos en la enfermedad, que después se sienten solas, sufren depresión e incluso tienen remordimientos por no haber hecho más por el enfermo.
¿Qué le diría a una familia con un enfermo de alzheimer?
Que vengan a nuestra asociación, que contacten con nosotros porque serán bien recibidos sin ningún tipo de contraprestación económica a cambio. Nosotros le vamos a ayudar a cuidar a su ser querido, a mejorar su calidad de vida. Lo peor que pueden hacer es ocultar la enfermedad y vivirla en soledad.
