Seis de cada diez menores de 35 años todavía viven en casa de sus padres en Ourense

La emancipación juvenil continúa siendo uno de los grandes desafíos sociales, marcado por factores como la precariedad laboral, que dificultan el acceso a una vivienda independiente de aquellos que desean emprender un proyecto de vida lejos del domicilio familiar. Así lo refrendan los datos de la Encuesta Estructural de Hogares publicados recientemente por el Instituto Galego de Estatística, cifrando en algo más del 61% los jóvenes de entre 18 y 35 años que todavía siguen viviendo en casa de sus padres. Así, teniendo en cuenta que en 2020 había en la provincia unas 44.000 personas en esa franja de edad, el trabajo demoscópico del IGE cifra en más de 26.200 aquellos que no se han independizado, alrededor de seis de cada diez. Ese porcentaje de jóvenes en esa situación no es algo exclusivo de Ourense, sino que el resto de Galicia se mueve en unas cifras similares. ¿Es algo preocupante? En opinión de Alberto Vaquero, profesor titular e investigador en el departamento de Economía Aplicada de la Facultad de Económicas del Campus que participó en un estudio sobre las políticas de familia en España, la emancipación juvenil es un tema que las administraciones deberían tener en su lista de prioridades. “Debería serlo porque nos jugamos mucho, pero parece que hasta el momento las medidas adoptadas no han sido suficientes”, lamenta el docente, recordando que la edad media en la Unión Europea a la que los jóvenes abandonan el domicilio familiar es de 26 años, tres menos que en España. Diagnóstico y medidas Aunque la incidencia de este fenómeno tomando como referencia toda la franja de edad entre los 18 y los 35 años alcanza el 61%, el análisis por grupos etarios más reducidos refleja que uno de cada cuatro ourensanos de entre 30 y 35 años todavía vive con sus padres, mientras que si se tienen en cuenta solo los menores de 30 años, el porcentaje de gente sin emancipar alcanza el 76%. Por el contrario, algo más de la mitad de aquellos que tienen entre 25 y 35 años sí han dado el paso de independizarse. Con los números en la mesa, para Alberto Vaquero no cabe duda de que estamos ante un fenómeno “preocupante”, explicando que “al retrasarse el proyecto de vida de tantas personas”, eso arroja una serie de efectos colaterales: “No se pueden independizar y, por tanto, tampoco crear una familia en condiciones, desarrollarse como individuos o tener hijos. Son una serie de inconvenientes que nos van a pasar factura, ya que esas personas no tienen una alta capacidad económica o de inversión, lo que también afecta a la renta del país, es una cadena”. A la hora de explicar las dificultades para la emancipación juvenil, el profesor del Campus lo tiene claro. “Es fundamentalmente una cuestión de precariedad laboral, con trabajos de escasa calidad y mal remunerados que dejan unas escasas expectativas futuras. En el marco de la OCDE, somos de los últimos en seguridad en empleo y calidad del entorno de trabajo”. Con todo, como parte de un engranaje, Vaquero apunta también al precio de la vivienda como otro factor clave para lo que denomina la “tormenta perfecta” a la hora de buscar independizarse: “Para muchos jóvenes es algo prohibitivo y ya se está trasladando a zonas alejadas del centro de las ciudades e incluso al extrarradio”. Con el diagnóstico que tienen en la mesa las diferentes administraciones, el profesor del Campus les anima a tomar medidas en esos dos frentes, la vivienda y el empleo. “Es fundamental girar de políticas de vivienda que buscan incentivar la compra por actuaciones que abaraten el alquiler ampliando la oferta, para lo que podrían ayudar fondos de inversión dedicados al alquiler y potenciando los parques municipales de vivienda orientados a los jóvenes”. En relación al mercado laboral, “como los datos sobre calidad de empleo hablan a las claras”, Vaquero insta a “trabajar en conseguir estabilidad laboral”, algo para lo que, en su opinión, deben implicarse “agentes sociales con acuerdos ambiciosos, siendo apoyados por las administraciones públicas”.