COMERCIO

La Cámara apura plazos para elegir al presidente

La entidad convoca un segundo pleno elecoral para el 2 de diciembre

La Cámara de Comercio tendrá una nueva oportunidad para elegir presidente y, llegado el caso, a los demás miembros del comité ejecutivo. El día 2 de diciembre tendrá lugar un pleno extraordinario con el que se pretende poner fin a la crisis abierta por la dimisión de Celso Barbosa, que abandonó el cargo en septiembre. La convocatoria del nuevo pleno está firmada por la secretaria de la entidad, Victoria Rois, el día 7 de este mes, y en ella se convoca al pleno "ao fin de cubrir a vacante producida na presidencia", según el encabezado de la misiva enviada a los miembros de la entidad.

La convocatoria apura al máximo el plazo que la propia Cámara se fijó en el pleno del pasado día 21 de octubre para elegir nuevo equipo de gobierno. Aquel día, al quedar vacante el cargo de presidente, se acordó que en quince días se convocaría un nuevo pleno para intentar encontrar un presidente que se haga cargo de la entidad.

Desde la dimisión de Barbosa y especialmente desde el pleno del pasado 21 de octubre está ocupando la presidencia en funciones Juan Carlos Parada Rúa, encargado de llevar las riendas camerales hasta el pleno del día 2 de diciembre, aunque tampoco parece estar claro que en la nueva sesión se encuentre un candidato que quiera asumir la máxima responsabilidad.

En ese supuesto a Juan Carlos Parada no le quedaría otro remedio que mantenerse al frente, si bien ha expresado en varias ocasiones —tanto públicamente como a sus compañeros de pleno— que su intención es que otra persona se quede en el puesto. En los últimos días nada se ha avanzado en la búsqueda de una persona de consenso que diese el paso, con lo que cada día que pasa Parada tiene más papeletas para convertir su puesto provisional en definitivo.

Las fuentes consultadas reconocen que "no es fácil" encontrar un equipo que llegue a la Cámara de Comercio cuando está sin aprobar la nueva ley que las regule y con una intención de la Xunta —cada vez menos disimulada—, de dejar una única entidad en Galicia, con lo que la de Ourense tendría pocas posibilidades, a pesar de ser en estos momentos una de las más viables.

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