Los cementerios de toda la provincia recuperaron la vida este lunes con la celebración del primer día de Todos los Santos de la “nueva normalidad”, ya sin límites de aforo ni restricciones a la movilidad como sí hubo el año pasado. Ordenadamente y sin aglomeraciones, miles de ourensanos visitaron los camposantos de toda la provincia para honrar a sus seres queridos, recuperando la costumbre de este festivo y otorgando un colorido especial a tumbas y nichos.
En los cementerios de la ciudad, el goteo de personas fue constante durante toda la mañana. Muchos esperaban, como Fabiola Rodríguez, “con gran ilusión este día, ya que el año pasado no pudimos venir por culpa de las restricciones de la pandemia”. Otro vecino, José Ramón Pérez, también acudió al cementerio de San Francisco a honrar a sus familiares difuntos. “O ano pasado foi o primeiro de moitos que non puiden vir ao cemiterio polo día de difuntos”, asegura. “É bonito ver as tumbas así, todas cheas de flores”, comenta mientras acomoda el ramo que había colocado junto a la lápida de su madre. Además, a las 16,00 horas, hubo una eucaristía de Celebración de la palabra en el cementerio de As Caldas, presidida por el obispo, Leonardo Lemos. Este también presidió otra misa, a las 17,30 horas, en el camposanto de San Francisco.
En Celanova, la afluencia de visitantes fue constante. El cementerio parroquial dispuso un horario amplio para facilitar las visitas, y los voluntarios de Protección Civil se desplazaron en varias ocasiones hasta el lugar para controlar “que non haxa moito ruido nin concentracións”, reconocía el párroco, Cesar Iglesias, quien confirmaba como ayer solo hubo una misa a mediodía en la villa “porque a xente vaise aos pobos”. También hubo un recuerdo para los asturianos fusilados en el 39 y presuntamente enterrados en la fosa común.
Los camposantos de toda la provincia recuperaron su estampa habitual
Los cementerios de toda la provincia se engalanaron con motivo del día de difuntos. Cientos de personas se acercaron a los camposantos para recordar a familiares y amigos, creando una estampa floral típica de esta fecha.
Buenos ejemplos son los cementerios de Allariz o Verín, que desde primera hora de la mañana lucían repletos de flores en tumbas y nichos. Los camposantos de Carballiño y O Barco también recibieron cientos de visitantes a lo largo de toda la jornada, tanto de vecinos como de personas que ya no residen allí, pero sí tienen a familiares enterrados. Otros ejemplos a lo largo de la provincia son Xinzo, Manzaneda, Trives o Viana, cuyos camposantos también fueron decorados con flores en recuerdo a los allí fallecidos.
Así, la nueva normalidad devolvió a los cementerios de la provincia su estampa habitual del día de difuntos que el covid les arrebató el año pasado.