DEMOGRAFÍA

El centro de la ciudad perdió un 10% de su población en la última década

photo_camera Vecinos paseando por el casco viejo de la ciudad.

Barrocás casi duplicó sus vecinos desde 2006 y lidera la tabla de zonas en expansión, seguido de A Ponte, Cruz Alta y O Couto

El Concello de Ourense no es ajeno a la dinámica poblacional de la provincia, aunque la incidencia de la despoblación le afecta de una manera muy diferente al resto de ayuntamientos. La ciudad lleva seis años consecutivos con un descenso en las cifras de población proporcionadas por el Instituto Nacional de Estadística (INE), que acaba de hacer públicos los datos definitivos del padrón continuo. Este indica que a 1 de enero de 2016, había 105.893 empadronadas en Ourense.

El trabajo publicado por este organismo permite, además, comprobar cómo se distribuye esa población por los diferentes barrios o parroquias que componen la capital de la provincia (secciones censales), datos que evidencian un comportamiento muy diferente en función de la zona del municipio si retrocedemos diez años en el tiempo.

No cambian los barrios más populosos, pero sí se nota una dinámica cada vez más acentuada, como la zona centro y el Casco Vello ceden residentes a costa de barrios algo más alejados de los principales puntos de interés, pero que ofrecen unas condiciones inmobiliarias más asequibles para los bolsillos. Esta circunstancia no es exclusiva de Ourense, sino que en el resto de ciudades gallegas también se observa una tendencia similar.

Entre 2006 y 2016, los empadronados en alguna de las calles del centro cayeron algo más del 9% -pasando de los 16.765 a los 15.227 habitantes-, un porcentaje que se eleva dos puntos si nos referimos al Casco Vello -donde en 2006 vivían 7.560 personas, mientras que a principios del pasado año eran ya 6.693-. San Francisco, otro barrio que se encuentra muy próximo al corazón de la ciudad, presenta también una reducción de más del 10%, bajando ya de los 2.500 residentes. 

Estas tres zonas caen por encima de la media global del municipio, que en una década se dejó casi el 3% de su padrón. Sin embargo, la caída es más acentuada en varias parroquias del perímetro rural o en la periferia del municipio.

Es el caso del barrio de O Polvorín, que registra la mayor sangría de población de los 29 que hay en la ciudad. En diez años, uno de cada cinco vecinos de la zona se ha perdido. A rebufo, se sitúan Covadonga, que se ha dejado un 17% de la población; O Pino, un 16%, o la  zona de Arrabaldo y Untes, que perdió más del 12% de sus vecinos.

Buenos números

Mantienen el tirón poblacional del Concello barrios históricos como O Couto y A Ponte, y otro que ha mostrado una espectacular evolución en los últimos años, como Barrocás, el más "joven" de la ciudad.

En este, por ejemplo, prácticamente ha duplicado sus vecinos gracias a la construcción de las nuevas urbanizaciones, donde se han instalado alrededor de 1.500 personas (un 85% más), complementando a la zona más antigua de viviendas.

Por su parte, O Couto sigue creciendo y ya aloja cerca de 13.000 personas, reduciendo la distancia con la zona más centro, que continúa siendo la más poblada de la ciudad. Una alta densidad de habitantes también se encuentra en Mariñamansa, que cuenta con más de 11.800 habitantes, sin apenas variaciones desde 2006.

El margen derecho del río Miño también presenta unos buenos números. En O Vinteún y en A Ponte, los dos barrios más poblados de la zona, vivían a principios del año pasado 10.899 (un 1% menos que hace una década) y 8.695 personas (un 7% más), respectivamente.

Los otros barrios que muestran una evolución positiva son As Lagoas, que ganó un 0,65% de población; la Cruz Alta, con un 3% más; y Beiro, la única parroquia del rural de la ciudad que crece, casi un 1,5%. 

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