Crónica

De China se sale, pero no se entra

Combate de boxeo celebrado este fin de semana en Shanghai.
photo_camera Combate de boxeo celebrado este fin de semana en Shanghai.
Ourensanos residentes en el país asiático recuerdan cómo hace un año estaban confinados y ahora viven con normalidad bajo férreos controles

Hace un año, China ya se enfrentaba a la llegada del covid-19. Con Wuhan confinada, al igual que otros territorios del país, lograron ralentizar los contagios y mantenerse por debajo de los 50 positivos diarios desde agosto hasta el inicio de 2021. "Estamos bien, aunque se ha reforzado la prevención por unos brotes que hubo al norte del país", reconoce Alejandro Mazaira, ourensano que residen en Shanghai. 

El 2021 comenzó en el país asiático con un repunte de contagios, pero en cifras mucho más inferiores que las de otros países y que no superaron los 150 infectados. La festividad del Año Nuevo Lunar, que tendrá lugar el 12 de febrero pero que engloba celebraciones que comenzaron el 28 de enero y se extenderán al 8 de marzo. "En el último mes la seguridad se ha incrementado por esa razón, quieren evitar que algún brote pueda llegar a extenderse", afirma Mazaira. 

Esta celebración mueve cada año a millones de chinos que regresan a su país y, a día de hoy, son los únicos que pueden entrar en China superando un control "exhaustivo" con pruebas PCR y cuarentenas de 14 días en un hotel y luego una semana más en el domicilio. Los extranjeros residentes en China ya no lo tienen tan sencillo para entrar en el país. "La entrada está bloqueada para todo aquel que no sea chino. Da igual que tengas permiso de residencia, trabajo o familia en el país", cuenta Mazaira. 

Esto es lo que le ocurre a Balbino Pérez, vecino de Cartelle que reside en Taicang, cerca de Shanghai, y que no puede regresar al país asiático. "Llevo en España unos meses porque con las restricciones no me permiten volver. Estoy en contacto con mis compañeros y teletrabajando a la espera de que me permitan la entrada", explica. El pasado verano, China relajó el bloqueo fronterizo y, una vez que empeoraron los datos de contagios en Europa, volvió a blindarse. "Los que no somos chinos lo tenemos muy complicado para movernos porque lo más probable es que no podamos regresar, muchos siguen fuera aún", resalta Mazaira, quien en el último año aún no viajó a España.

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Balbino Pérez

Relativa normalidad

A pesar de los estrictos protocolos, los positivos detectados en China se corresponden con personas que llegaron de fuera del país. Pese a ello, los contagios y los contactos se perimetran gracias a la aplicación móvil que les ofrece un código y permite controlar a los que deben estar en cuarentena, en color rojo, o el verde que permite disponer de normalidad. "Esta herramienta para controlar los contagios es uno de los motivos por los que China tiene controlada la situación", afirma Pérez, quien destaca que el país recuperó la vida como antes de la pandemia.

Desde Ourense aprecia el contraste entre los dos países, ya que las limitaciones en China no son como las que se aplican en España. "Nunca tuvimos tanto tiempo unas restricciones como las que hay ahora en Galicia, que además son confusas", expresa Pérez. Las desescaladas tras esas medidas, el posible "error" para no lograr controlar la transmisión. "China ya tenía experiencia con otro SARS, pero en el resto del mundo relajaron las limitaciones sin controlar a los positivos que quedaban ni a las personas que entraban o salían del país", opina Pérez.

Junto con este control, China continúa inmersa en su campaña de vacunación para sanitarios y personas de mayor riesgo ante el virus, pero también en empresas de alimentación como en la que trabaja Pérez y a aquellos que tienen que salir del país.

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Alejandro Mazaira

 

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