La pandemia del covid ha provocado muchos cambios, también en los espacios que habitamos. El confinamiento en casa nos ha hecho pensar en las condiciones de nuestras ciudades y nuestras propias viviendas. La opción de vivir en el rural saliendo de la ciudad ha sido una consecuencia.
Cuenta hoy La Región que el área metropolitana ganó casi 2.000 vecinos en los últimos 5 años a costa de la ciudad. Los concellos de Pereiro de Aguiar y San Cibrao han sido los que más engordan el censo.
La pandemia ha obligado a repensar las ciudades, salvo a la de Ourense, en la que está todo muy bien pensado y organizado, como sabemos bien gracias los estrategas y visionarios que la dirigen.
Que la ciudad pierda 2.000 habitantes en un corto espacio de tiempo es la constatación de que el alcalde está acertando: vamos camino de una villa grande más que de una ciudad de tamaño medio. Temía que eso se produjese si gobernasen otros. Ya lo ha conseguido él. O está en ello, con notables resultados, como se ve.
