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Crónica anónima de 1942: los mineros de Casaio

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photo_camera Mina e instalaciones de Casaio en 1945.

"La mayor parte de los vecinos se ocupan ahora en extraer wolfram, faena en la que también se encuentran algunos hombres que cumplen condena, unos 14"

Casaio es un pueblecito enclavado en la cordillera de El Eje, en pleno corazón de la rica comarca de Valdeorras. La mayor parte de sus vecinos vivían hasta ahora entregados al pastoreo. La gente fue viviendo con estrecheces pues la tierra, malamente trabajada, apenas daba para vivir. El suelo es ingrato pero el subsuelo es rico en ese mineral que en el transcurso de los años se ha puesto de moda por su aplicación en la industria bélica, el wolfram. Su explotación fue puesta en marcha hace unos años por la compañía “Montes de Galicia”, a cuya emprendedora iniciativa debe ahora la población de Casaio su sustento. La mayor parte de los vecinos se ocupan ahora en extraer wolfram, faena en la que también se encuentran algunos hombres que cumplen condena, unos 14. Todos disfrutan de una magnífica retribución y su alojamiento no puede ser más confortable, con agua corriente, duchas, baños y luz eléctrica. La alimentación es sana, abundante y disponen de un economato bien abastecido. También trabajan mujeres cuyas ocupaciones marchan de acuerdo con su capacidad de trabajo, que consiste en el lavado del mineral. En total la población minera es de 400 personas. La explotación esta aún en su fase inicial, esperando que se le dé un mayor impulso y se encuentra en proyecto todo lo necesario para hacer posible esta magna empresa, de la que es cerebro y director, el señor Mortela”.

(Crónica anónima de 1942 con motivo de la fiesta de Santa Barbara en Casayo)

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