reportaje

El Messi de los sombreros

Domingo Carranza (Pile, Ecuador) visita Ourense gracias a un cliente que impulsa la carrera de este tejedor de sombreros panamá. El primero que consigue vender sus lujosas piezas sin intermediarios. 

Domingo Carranza es el único tejedor de sombreros Panamá que vende sus piezas sin intermediarios. No desde hace mucho. Este artesano de la aldea de Pile (Ecuador) se dio cuenta del valor de sus creaciones cuando lo invitaron a exponer en el MoMa de Nueva York. Sus sombreros pueden alcanzar los 5.000 dólares en cualquier tienda de la Quinta Avenida. Un precio con el que se sustentan dos o tres familias al año en Pile. Pero nadie sabe quién es el tejedor. Los intermediarios son la condena de las familias humildes de esta pequeña aldea ecuatoriana en la que todo el mundo teje. Son los sombreros más finos del mundo y este artesano está en Ourense para exhibir su técnica y, desde aquí, realizar una gira por toda Europa. Ya ha cerrado un contrato con una empresa de lujo española con sede en Francia. Su amigo y cliente Ausberto Hernández, vecino de A Valenzá, impulsa su carrera. El encargo–por el que le han hecho firmar un contrato de confidencialidad–le mantiene ocupado. Pero feliz.

"Llevo tejiendo desde los nueve años. Tengo 49. Es de herencia de mis padres. Mi madre sigue tejiendo. Mis cinco hijos tejen y mi nieto ya juega con la paja", cuenta el artesano, sexta generación de tejedores de sombreros Panamá. "Crío cerdos, cosecho maíz, he sido pescador, albañil y electricista", relata para explicar que no puede–todavía–vivir de su arte. 

"Me gustaría que la gente conozca de dónde proviene el Panamá Hat. Que es ecuatoriano", cuenta Domingo Carranza. Una pieza como la que está elaborando puede llevarle dos meses de trabajo. "A nivel de talento es el Messi de los sombreros. Que él pueda vivir dignamente es el objetivo de esta gira. Y que pueda enviar dinero a su familia", dice Ausberto Hernández.

Domingo Carranza viaja con una maleta en la que apenas caben los utensilios de trabajo y su guayabera, la camisa típica de Guayaquil (Ecuador). Se permite un descanso para posar con la camisa mientras bromea con los dólares que le hicieron pagar por ella. 


El precio de los Panamá Hats más finos del mundo: el récord de Domingo


El récord de finura en un sombrero Montecristi de Domingo Carranza es un grado 63. Esto significa que hay 63 cruces de briznas de paja toquilla en una pulgada. La finura determina que estos sombreros sean piezas de museo, joyas de calidad suprema. El cuerpo de Domingo Carranza–como se ve en la foto–nunca toca el sombrero, para no dañarlo. Esta técnica añade valor a un arte que han lucido personalidades como la infanta Elena, el papa Benedicto XVI o Melania Trump. Aunque es muy probable que ellos no sepan quién es el artesano. 

Mientras trabaja, Domingo Carranza enseña un documental que han grabado unos canadienses en su aldea. Hasta el bosque en el que recoge la paja toquilla necesaria para el sombrero tiene que caminar dos horas. Un trayecto que hace, al menos, una vez al mes. Toda la familia seca después la madera con una técnica natural. Después, cada pieza es única. Igual que el tiempo de elaboración: hay sombreros que puede tardar en hacer incluso un año. Todo esta técnica hace de él un artesano que, si todo sale bien, se ganará la vida vendiendo sus sombreros sin ningún intermediario.  De momento, va cerrando contratos.  n

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