La Cámara de Comercio de Ourense vive momentos de incertidumbre ante los últimos cambios legislativos, y no se descartan dimisiones en los órganos de decisión

La encrucijada de la Cámara

Uno de los plenos de la Cámara, en mayo del pasado año. (Foto: ARCHIVO)
La Cámara de Comercio de Ourense está viviendo delicados momentos, fundamentalmente por tres razones: sigue esperando una nueva ley que defina sus funciones en el futuro y sobre todo su financiación, apuran una situación económica que no dará para mucho más y en sus órganos de gobierno se lleva hablando de dimisiones, particularmente desde hace unas fechas. Este contexto ha llevado a muchos empresarios a mantener extraoficialmente contactos para valorar la situación y, por qué negarlo, para calibrar opciones para tomar (o controlar) la futura institución una vez queden definidas sus funciones.
El martes día 11, el Congreso de los Diputados aprobará el texto legal que pasará luego de su ratificación al Senado. Una vez resuelto este trámite, las comunidades autónomas -Galicia por lo tanto- tendrán seis meses para desarrollarla. Sin embargo, la duda está en saber si la Cámara ourensana aguantará en la situación actual hasta que la Xunta decida qué quiere hacer con estas entidades y, sobre todo, qué vías de ingresos van a tener.

La Cámara no prevé aprobar el presupuesto del 2014, opta por prorrogar un año más las cuentas del 2010, trabaja en estos momentos con unos recursos de 1,5 millones de euros y debe pagar una nómina de veinte personas. Hay miembros del pleno que no descartan la presentación de un expediente de regulación de empleo ( ERE), como hay quien sostiene que 'hay dinero' para seguir pagando a los empleados, aunque no se sabe durante cuánto tiempo. Algunos empresarios recelan de las cuentas 'oficiales' y aventuran que hay menos dinero en caja del que se cree. En todo caso, ni en el mejor de los escenarios, la Cámara podría sostenerse en las condiciones actuales lo que queda de año, tiempo mínimo de espera por la nueva ley.

Por lo que respecta a cómo afecta esta situación a los órganos de gobierno hay varias interpretaciones, pero todas ellas son coincidentes en un supuesto: no sería descabellado pensar que el comité ejecutivo, con su presidente Celso Barbosa a la cabeza, podría presentar la dimisión. Ya desde agosto pasado y de forma cíclica se ha barajado esa posibilidad, pero aún no ha cuajado. La situación en la que está la entidad y las responsabilidades empresariales de alguno de sus miembros (sobre todo del presidente) podrían estar detrás de una decisión que a día de hoy ya nadie descarta en el seno de la institución. En algunos encuentros mantenidos por miembros del comité ejecutivo de manera informal se ha escuchado la frase 'dimitimos después de Xantar', la feria que estos días está celebrando Expourense.


AL CABO DE LA CALLE

No se sabe si el paso se dará, pero sí está confirmado que algunos actores de esta historia están al cabo de la calle de sus consecuencias: Expourense (el presidente de la Cámara es vicepresidente ejecutivo de la Fundación Ferias y Exposiciones), la Xunta (la directora xeral de Comercio está informada de los movimientos y la Consellería de Economía es la entidad que tutela la Cámara) y las demás instituciones o colectivos empresariales de la provincia.

Sin embargo, quizá lo peor será concluir que el futuro de la entidad ourensana está dejando impasible a muchas instituciones y empresarios. No en vano estos días se lamentaba un empresario que está en la entidad: 'No te engañes, a algunos empresarios no les gustaría que se cerrase, pero a otros les daría igual o se alegrarían'.

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