La joven que denunció a su padrastro por abuso declaró que el hombre maltrataba a su madre y a su hermano pequeño

La denunciante declaró tras unos biombos que la separaron de su presunto agresor

La joven que denunció a su padrastro Esteban C.A., por abuso sexual en su casa de Allariz, declaró en el juicio que el hombre maltrataba a su madre y a su hermano desde mucho tiempo atrás.

La Audiencia Provincial de Ourense acogió el primer día del juicio, en el que la denunciante declaró tras unos biombos que la separaron de su presunto agresor. Tras ella, le siguieron los testimonios de su madre, tíos, agentes de la guardia civil de Benavente, una policía autonómica de Cataluña y varios amigos de la joven.

Los hechos que se juzgan ocurrieron, según detalló el fiscal en sus interrogatorios, en marzo de 2009 cuando -según este relato- el acusado habría dicho a su hija de 14 años que se tumbase con él en cama y que le haría un masaje. Según la joven denunciante, el masaje por la espalda se habría convertido en tocamientos en otras zonas, lo que la dejó "paralizada". "Era la primera vez que me tocaban en esos sitios", dijo.

El acusado reconoció que le hizo un masaje a su hija y explicó que se trató de "cosquillas y juegos como se hace en cualquier familia", negó los tocamientos y atribuyó la denuncia a una "invención" por estar castigada sin poder ir a una fiesta en Allariz, después de haber llegado bebida de un cumpleaños.

LA MADRE NO LA CREYÓ

Según la declaración de la chica, después de los tocamientos pudo llamar a una amiga y, un par de horas después, a sus tíos que viven en Barcelona, que son hermanos de su madre.

"Yo necesitaba ver a alguien y con mi madre tenía confianza para hablar de chicos, pero siempre protegió a Esteban, y él tenía como lema que yo sólo aprendía a base de hostias. Así que después, de hablar con mis amigas y con mi tío, hice caso a mi tía Inma que me pidió que se lo contase a mi madre y ellas hablarían después", relató.

En la comida de ese día, según la denunciante ya adulta, ella estuvo "asustada" y dio un abrazo a su padrastro porque se lo pidió. Después, cuando se fue a dormir la siesta, le contó lo ocurrido a su madre. Ella le prometió que buscaría la forma de marcharse de la casa con los dos hijos sin que su marido se enterase.

A media tarde, mientras el acusado atendía la tienda de ropa infantil que tenían en Allariz, la madre cogió a su hijo de siete años y a la denunciante y condujo su coche hasta un hotel de Benavente, donde ya se había citado con sus hermanos que venían desde Barcelona al saber lo ocurrido.

"Cuando mi hija me contó todo me pilló de sopetón, y yo sólo quería pedir explicaciones a Esteban, pero mi hija me pidió que no lo hiciese y le hice caso para irnos, y lo hice mal", relató.

En Benavente pasaron la noche y al día siguiente fueron al cuartel de la Guardia Civil, donde finalmente no presentaron denuncia. Según la agente de la oficina, la madre explicó que su pareja "había tocado a su hija el sexo y los pechos, y repetía: no me lo puedo creer, no me lo puedo creer, mientras la chica lloraba y decía que todo era cierto".

La mujer volvió para Allariz con su hijo pequeño, mientras la hija adolescente viajaba hacia Barcelona, desde donde sus tíos la llevaron a casa de su padre, en Reus, donde presentaron denuncia por abuso y por malos tratos.

Pese a ello, en su declaración de este miércoles, y como también hizo su pareja, la madre de la denunciante atribuyó la denuncia de la hija a que estaba castigada.

BUENA RELACIÓN

Los familiares testificaron que "aparentemente" había buena relación entre padrastro e hijastra, "con las discusiones normales de toda familia", según indicó una tía que pasó las fiestas navideñas en Allariz en el año 2008. La misma hermana de la madre explicó que nunca presenció "nada raro" y que el hombre se preocupaba "por las notas, por que hiciese los deberes y por que comiese", como en cualquier familia.

Los amigos y familiares que hablaron con la víctima el día de los hechos, la calificaron de "atacada de los nervios", "nerviosa" o "acelerada" al contarlo, pero dijeron no tener constancia de malos tratos antes.

La primera amiga que acudió a la casa de la joven denunciante, una hora y pico después de contarle lo ocurrido por teléfono, declaró que al llegar, la vio "pálida, temblando y con los labios morados" y añadió que "eso no se puede fingir". Reveló que pidió a su amiga que se lo contase a su madre y la denunciante le respondió que no podía, "y tenía que callar".

Después de 15 testimonios, algunos por videoconferencia, la jueza suspendió la sesión que se reiniciará este jueves para escuchar las declaraciones periciales, las conclusiones y los informes de las partes.

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