El multitudinario botellón del último fin de semana desbordó a la Policía Local,. Los datos hablan por sí solos: 106 llamadas en total, la práctica totalidad por ruidos que impedían descansar a los vecinos. Los puntos de conflicto - sobre todo entre As Mercedes y O Ferro- se localizaban en un 70% en la vía pública, pero también en zonas privadas como pisos, garajes o parcelas, según fuentes municipales.
El concejal de Seguridad Ciudadana, Telmo Ucha, tiene previsto un encuentro este jueves con el jefe de la Policía Nacional para reforzar el servicio. “Se impusieron sanciones hasta que la acumulación de incidencias que atender lo hizo imposible”, admitía ayer el edil que hoy volvía a pronunciarse: "Este fin de semana había cinco unidades, pero aunque tuviéramos quince no hay dispositivo suficiente para controlar el botellón".
Entre los grupos detectados por los agentes había algunos de más de 100 personas, "con lo cual se hace imposible el intervenir más de lo que ya se hizo", insistió.
Normativa antibotellón
Ourense carece de normativa antibotellón -la ordenanza lleva tres parada-, pero la Xunta publicó en julio de 2020 una orden en el DOG que prohibía expresamente beber en la calle por motivos de salud pública y en el contexto de la pandemia. Sin embargo, explica Ucha, existe la regulación expresa del nivel de ruido o el derecho al descanso, por lo que "sobre normativa para actuar" y sancionar. Es más, la Lei de Saúde Pública del 26 de febrero de 2021 ya recoge "la prohibición de consumo en grupo de bebidas alcohólicas en la vía pública, parques y plazas públicas y otros lugares de tránsito público".
La realidad es que, más allá del marco legal, la Policía Local se vio “absolutamente desbordada” para tratar de contener la situación este fin de semana. Tanto fue así, que a partir de la una de la madrugada los agentes tuvieron que dejar de sancionar para centrarse en una labor “mas disuasoria y preventiva”. Sí preocupó a los agentes el horario de cierre de varios locales hosteleros a los que se les penalizó por no cumplir con el horario.
Todo esto se produce en un momento en el que la incidencia covid vuelve a repuntar y la edad media de los ingresos en el CHUO por el virus se sitúa en los 37 años, según el Sergas.
