Las tradicionales velas pusieron una luz especial a la noche en la ciudad

Miles de ourensanos rindieron culto a Fátima

La imagen de la Virgen nada sobre el mar de fieles. (Foto: MARTIÑO PINAL)
Pocas citas hay en la ciudad que reúnan a tantas personas y que éstas acudan con la solemnidad propia del acto. Cada 13 de mayo, los ourensanos trasnochan para rendir culto a la Virgen de Fátima, que durante todo el año vigila la ciudad desde su santuario en el barrio de O Couto para, llegado su día, liderar la tradicional marcha hacia la Catedral.
La postal resultante de la fe ciudadana nunca decepciona y tampoco lo hizo ayer. Miles de personas siguieron los pasos de la imagen mariana con velas que tiñeron las calles que separan ambos templos de una luz especial que tan sólo puede verse en la noche del 13 de mayo. El manto humano que cubrió desde Ervedelo hasta Lamas Carvajal no impidió que los fieles siguiesen al momento los cánticos en honor a Fátima gracias a los transistores, que, como las velas, forman ya parte de la estampa anual, y que les permiten seguir el culto a través de una emisora de radio.

Una gran cruz y una veintena de estandartes representativos de los misterios del rosario presidieron la procesión, anunciando a cuantos esperaban a los lados de las calles más céntricas -donde el tráfico permaneció cortado- que tras ellos aparecería la imagen de la Virgen, cuyos orígenes se sitúan en el municipio portugués que le da nombre a la talla, donde la madre de Jesús se apareció ante tres jóvenes pastorcillos.

Entre los elementos habituales de la procesión de ayer no puede faltar el hecho de que la Catedral se quede pequeña para acoger a todos los asistentes. Volvió a ocurrir ayer durante la misa oficiada por el obispo de la diócesis, Leonardo Lemos. Una vez concluida la liturgia, la imagen de la Virgen regresó en procesión hacia el santuario de O Couto, donde esperará un año hasta volver a atraer a miles de fieles de toda la provincia.

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