Ha conseguido colocar a un total de 16 personas, que están trabajando en distintos sectores

Un observatorio de empleo busca trabajo en la provincia para cien enfermos mentales

Roberto Rodríguez asesora a una usuaria del observatorio. (Foto: Pablo Araújo)
Un total de 99 ourensanos que padecen una enfermedad mental (principalmente, esquizofrenia y trastorno bipolar) buscan trabajo a través del Observatorio de Emprego puesto en marcha por Feafes, que en el primer trimestre del año consiguió insertar laboralmente a 14 personas afectadas.
Encontrar trabajo es una misión casi imposible, sobre todo para los colectivos más desfavorecidos. Este es el caso de los enfermos mentales. Sólo en la provincia hay más de 3.000 afectados por estas patologías (principalmente, esquizofrenia y trastorno bipolar). El estigma social, basado en prejuicios y tópicos, y su falta de formación -no han podido completar sus estudios por la enfermedad- les impide en muchos casos acceder a puestos de trabajo.

Con el objetivo de cambiar esta realidad, desde hace un año funciona en Ourense el observatorio de emprego de personas con enfermidade mental de la Federación de Asociacións de Familiares y Enfermos Mentais de Galicia (Feafes), un centro colaborador del Servizo Galego de Colocación que en el primer trimestre del año consiguió insertar laboralmente a 14 parados de este colectivo.

Según el orientador laboral que lo dirige, Roberto Rodríguez, en la actualidad el observatorio cuenta con 99 usuarios de 20 a 62 años (la media de edad es de 30 a 40), de los cuales, 16 están trabajando a tiempo parcial o completo, tres en la industria, dos en comercios, uno como comercial, dos como repartidores, otro en el sector servicios, uno en agroganadería y jardinería, dos en ayuda a domicilio, tres en limpieza y uno en hostelería. Además, tres están preparando oposiciones, 21 participan en cursos de formación y nueve no son aptos en estos momentos (están ingresados o con recaídas en su enfermedad).

Asimismo, de estas 99 personas que buscan empleo, sólo hay cuatro diplomados o licenciados, 20 con el título de Bachillerato y 60 de graduado. El resto carece de estudios.

LOS AFECTADOS


Camilo Eladio González: ‘A los 20 años me diagnosticaron esquizofrenia. He trabajado de tonelero en una empresa ourensana de los 17 a los 22 años. Después cerró y estuve cobrando el paro dos años. De los 25 a los 29 trabajé en Aixiña. Ahora tengo una pensión de orfandad y la no contributiva (600 euros), y no me da para independizarme. Estoy apuntado en el Inem y en Feafes, y participo en el taller de encuadernación de Morea’.

Víctor Manuel Montes: ‘Sufro esquizofrenia paranoide desde los 26 años. Hasta los 22 estuve en la Facultad de Derecho, pero hice el vago y me fui a llevar una vida perra a Holanda. Regresé y a los 30 años tuve mi primer empleo de jardinero para el Concello, dentro del programa Labora. Pero me agobia la presión del trabajo y tuve brotes y recaídas. Ahora vivo con mis padres y cobro la no contributiva, pero quiero irme a vivir a un piso’.

María González: ‘Tengo un trastorno esquizoafectivo desde los 24 años y ahora vivo en una pensión y cobro una pensión de 528 euros. Mi problema es que necesito estar muy medicada para estar bien y esto hace que vaya muy sedada al trabajo -siempre me he dedicado a limpiar por horas, por culpa de mi enfermedad-. Yo mismo lo busco y no tengo dificultades en encontrarlo; sin embargo, me cuesta mantenerlo porque me crea mucha ansiedad’.

’Apostamos por el empleo protegido’

Además del observatorio de empleo de Feafes, que realiza una labor de orientación laboral, asesoría jurídica y formativa, y apoyo en el trabajo, los enfermos de Ourense también cuentan con las iniciativas puestas en marcha por Morea para sus 50 usuarios, una de las asociaciones de la federación que en la actualidad desarrolla tres talleres prelaborales (uno de encuadernación para los juzgados ourensanos, otro de informática -una web sobre deportes minoritarios- y una cafetería para el centro que tiene en la ciudad).

Según su director, Alfonso Díaz, estos talleres funcionan como centros ocupacionales para unas personas que en la mayoría de los casos tienen una minusvalía reconocida superior al 65% y cobran una pensión no contributiva, de unos 328 euros al mes. Además, afirma que ‘en general los enfermos mentales quieren trabajar porque quieren sentirse activos y útiles. Pero al no tener formación ni experiencia -lo normal es que contraigan la enfermedad antes de los 20 años-, cuando se enfrentan a un puesto de trabajo les cuesta mucho más, así como habituarse al mismo por culpa de su dolencia’.

Por eso, Morea apuesta por el empleo con apoyo o por los centros especiales de empleo. ‘Ahora sólo hay dos centros específicos para estas personas en Galicia, uno en A Coruña y otro en Vilagarcía. Esto es hacia lo que queremos ir’, aseveró Alfonso Díaz.


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