El resultado de la autopsia descubre muchas contradicciones con la confesión de Ramón Fernández

Otra persona pudo participar en el asesinato de la joven brasileña

Los buzos en la zona donde apareció el cuerpo.
La Policía aún no encontró la navaja con la que supuestamente fue apuñalada María Socorro Dasilva, de 26 años, cuyo cadáver fue hallado el jueves en el Avia. Los agentes tampoco hallaron el objeto con que fue golpeada en el cráneo, ni rastro de sangre en la ropa y el coche de Ramón Fernández, quien se autoinculpó en la muerte. El homicida asegura que no la apuñaló, que la golpeó con la mano, pero la autopsia confirma tres heridas de arma blanca. Los agentes buscan la navaja o cuchillo en el río Avia y Cenlle.
La confesión del vecino de Riobóo (Cenlle) Ramón Fernández Álvarez, de 48 años, autoinculpándose de la muerte de la joven brasileña, María Socorro Dasilva, de 26 años, no acaba de convencer a la Policía Nacional, que lleva días rastreando el cauce del río Avia y los alrededores de Riobóo para encontrar el arma blanca que supuestamente ocasionó la muerte de la joven. Los agentes también buscan un objeto con el que fue golpeada en la cabeza hasta romperle el cráneo.

Ramón Fernández niega que apuñalara a la mujer y aseguró en la Comisaría y en el Juzgado que la mató ‘como un conejo’, dándole con el puño en la nuca cuando estaba agachada recogiendo su cartera.

Sin embargo, el cadáver de María Socorro Dasilva, rescatado del río Avia el jueves, según confirma la autopsia, presenta tres heridas inciso-contusas a la altura de la oreja, pecho y abdomen ocasionadas con un objeto punzante.

Las tres heridas fueron mortales, pero la joven también fue golpeada en la cabeza hasta destrozarle el cráneo, en el que quedaron restos del objeto con que fue atacada.

Los investigadores, tras analizarla autopsia, sospechan que la joven tuvo que perder mucha sangre antes de ser arrojada al río Avia y en los últimos días revisaron las ropas y el coche de Ramón Fernández pero no encontraron rastro.

El presunto homicida aseguró que la había matado en un descampado de Santa Cruz de Arrabaldo (Ourense). El lugar ya fue inspeccionado en varias ocasiones por la Policía pero tampoco descubrió rastros de sangre, lo que la lleva a sospechar a que en el crimen pudo haber participado una segunda persona, que sería la encargada de trasladar el cadáver hasta Boborás y arrojarla al río Avia desde un puente de Pazos de Arenteiro.

Los agentes sospechan que Ramón Fernández no dice toda la verdad sobre el crimen y continúan rastreando el cauce del río Avia y los alrededores de Riobóo para encontrar la navaja y el objeto con que fue golpeada la joven. Ayer hasta dudaban de que el escenario de la muerte fuera un descampado de Santa Cruz de Arrabaldo.

Familia numerosa


María Socorro Dasilva trabajaba hasta finales del 2008 como auxiliar administrativo en una empresa en Brasil. En diciembre del año pasado, decidió emigrar a España, tras conocer a un ourensano por Internet, para trabajar y estudiar. Dejó todo en Brasil, una familia numerosa y con escasos recursos económicos y una hija que, según pudo saber este periódico, cumplió el pasado domingo, 1 de marzo, ocho años. Madre e hija se comunicaban prácticamente a diario a través de internet y por teléfono. La joven nada más llegar a Ourense presentó un denuncia por malos tratos contra su compañero y cuando desapareció, el 10 de febrero, compartía piso con una compañera, que fue la encargada de alertar a la Policía de su desaparición y avisar a su familia del hallazgo de su cadáver. Los restos de María Socorro Dasilva están a la espera de ser repatriados por la administración dado que su familia carece de recursos para hacerse cargo del desplazamiento hasta Brasil.

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