El peor día de la vida de Mohammad Ali Hoseini fue “el día que perdí a mis amigos”. Este periodista afgano de 24 años abandonó Kabul después de que los talibanes bombardeasen su agencia de noticias y falleciesen gran parte de sus compañeros. Cita, con riguroso detalle, las fechas exactas en las que hubo atentados recientes en Afganistán y cuántos hombres, mujeres y niños fallecieron en cada uno de ellos. Lo cuenta desde Ourense, la ciudad en la que reside desde hace meses gracias a la ayuda de un periodista chileno y los soldados españoles que encontró en el aeropuerto en el que pasó cinco días de odisea intentando huir con su familia y un bebé casi recién nacido. Ha tenido que empezar de cero.
DESDE QUE NACIÓ
“¿Se siente libre?”. Ali Hoseini suspira. Dice que sí. Pero ser libre “no es ser feliz”. Está lejos de su país, aunque este periplo no le es ajeno. Sabe lo que significa la palabra refugiado desde que nació. “Mi abuelo fue asesinado y mi padre tuvo que huir del país. Ahora yo soy refugiado. Mi generación empezó a creer que íbamos a tener un futuro brillante, pero comencé a ir al colegio y volvieron las explosiones”. Su hermano graba el relato desde la sala del Liceo en la que el periodista saluda con un “buenos días” en perfecto castellano. Va a cuatro clases diarias de español y quiere volver a trabajar. “Ahora vivo en España, con mi familia. Queremos seguir siendo fuertes. Pero yo no estoy aquí de vacaciones”. Ali Hosseini tuvo palabras de agradecimiento para el Gobierno español, así como para el Ejército que le ayudó en el aeropuerto y Cruz Roja. También para el Colexio de Xornalistas de Galicia, que organizó el encuentro.
