Pasó lo que pasó | Las esperas del reloj vital

Pacientes en los accesos del Complexo Hospitalario Universitario de Ourense (CHUO).
photo_camera Pacientes en los accesos del Complexo Hospitalario Universitario de Ourense (CHUO).
El análisis de lo que ha dado de sí la semana para la provincia de Ourense, con Antonio Nespereira

La pública

Se han dado a conocer los tiempos de espera para una consulta sanitaria. No es una cita para cambiar el aceite del coche, ni para cenar esta noche, que siempre se pueden posponer. Es la llamada que cientos de personas esperan para arreglarse el reloj vital. Un montón de números sobre una hoja de Excel para hallar una media que sirve para examinar la gestión de la sanidad pública ourensana. Las cifras no son buenas, como se ha demostrado, y abren siempre el mismo melón. Achique del agua en cubierta desde la gerencia, torpedos en la línea de flotación desde el flanco enemigo. Sería simplista descargar en los directivos toda la responsabilidad sobre un escenario en el que están muchos actores, no solo el director: pacientes, sanitarios, sistema. El Sergas saca pecho por la mejora de los recursos, la dotación de nuevos medios y trata de atenuar los recortes que nos han perseguido en años. Las mejoras se miden por los metros cúbicos de cemento empleados en la construcción de los nuevos edificios sanitarios que se están levantando, por cierto apiñados. Pero las constructoras no curan a los pacientes, ni hacen el triaje en urgencias. Cierto que las nuevas dotaciones amplían la posibilidad de atención y hospitalización, pero el problema es de batas blancas. La falta de profesionales es la metástasis del sistema y las perspectivas no son nada halagüeñas. La Región publicó en marzo pasado que “Ourense cuenta con 1.700 médicos, de los que 380 tienen entre 60 y 65 años, y 90 de ellos son facultativos de Primaria”. En cinco años un 25% de los facultativos cuelgan el fonendo. Un ingente torrente de talento y experiencia se va por el aliviadero o se reengancha en la privada. El relevo puede ser traumático y desequilibrante. Más que los tiempos de espera por una consulta que miden las estadísticas hay que anotar el tiempo de espera para contratar un sanitario, que tenga estabilidad, que coja experiencia y que rinda. Aun así, somos muchos los que decimos que si no pasa algo, que nos lleven a la pública. Que las esperas no nos quiten la idea.

Maldición

Cuando los trabajadores pasamos a ser un recurso humano el empleo cambió de paradigma. La ilusión por romper el cascarón en la veintena se volvió vértigo a lo desconocido. No hay manera de echar el lazo al personal sanitario, tampoco a otros oficios y el cambio de prioridades vitales es tal que nos pilla generacionalmente con el paso cambiado. El hedonismo apuesta por otros valores. Con tu sudor comerás el pan, dice la Biblia. Mal empezamos entonces. Para qué trabajar se ha convertido en una filosofía vital, en el manantial en el que bebe el populismo y el paternalismo público que engorda los buches a base de limosneo y ayudas. Por el otro lado también hace fortuna la conclusión fácil. Hoy la gente no quiere trabajar, dice el dueño de una empresa de formación. Hoy la gente no quiere trabajar ni arriesgar, dice un joven empresario. Hoy la gente no quiere sentir el vértigo de los negocios, abunda un veterano profesional que ha tenido que cerrar por falta de relevo.  Cientos de empleos esperan candidatos, mejor que los empresarios se vayan haciendo ateos porque ya nadie quiere ganarse el pan con el sudor de la frente. Nada de sudar, a lo sumo en el gimnasio.

Los hechos

Del trabajo, la jerarquía y sus abusos hemos tenido referencias también estos días. Una sentencia condena al exconcejal Telmo Ucha, antiguo vástago político de Jácome, y al Concello de Ourense por acosar a la jefa de la Policía Local, María Barrera. La información aquí publicada, con extractos de la sentencia que hieren como dagas, revela una serie de prácticas ahora sí censuradas, aunque la sentencia será objeto de recurso. Hechos cometidos por quien hace nada anunció su regreso a la política con intenciones íntegras y renovadoras. Feliz regreso, pues.

Infalible

Al Entroido no le hacen falta aderezos y si la declaran Festa de Interese Turístico está bien, pero no pasa nada si no lo consigue porque va sobrado de respaldo y reconocimiento cultural. La Xunta ha dado portazo a la distinción no porque no reúna méritos suficientes, sino porque en el Concello de Ourense no han sabido razonar la petición ni adjuntar la documentación pertinente. Otra más de Jácome I El Infalible.

El portafotos

Gonzalo Alonso, el interventor del Concello de Ourense
Gonzalo Alonso, el interventor del Concello de Ourense

Gonzalo Alonso es el interventor del Concello de Ourense, muy conocido últimamente, ignoro si a su favor o a su pesar. El que más cita su nombre últimamente es el alcalde, su tocayo, el otro Gonzalo.

Lo hace para desacreditarle y para echarle la culpa de la carcoma administrativa municipal, impidiéndole tomar la palabra y dar explicaciones, lo que revela la personalidad del que representa a más de 100.000 ourensanos. ¿Quién conoce públicamente al interventor de O Carballiño, Ponteareas o Burela? Cuando el árbitro se convierte en protagonista es que el juego no se desarrolla conforme al reglamento. Cuando el entrenador descarga sobre el colegiado todas sus frustraciones al no cuajar la estrategia ni haber acertado con la plantilla, lo más fácil es buscar el enemigo externo.

Gonzalo Alonso es el blanco de las iras del regidor ourensano, asunto que despreocupa bastante a este técnico, según ha trascendido. Que Gonzalo, el otro, tenga estas fijaciones solo es uno de sus múltiples registros: interventor, claro; secretario municipal, gobierno y oposición al mismo tiempo; juez y fiscal, según días; comentarista de la actualidad, analista internacional y, por supuesto, periodista y censor.

Al poner la lupa

Investigadores
Investigadores

A veces no se ven, pero se sabe que están ahí

Los investigadores, como los amigos, son como las estrellas, no siempre puedes ver su brillo, pero sabes que están ahí. Los medios, tan propensos a la casquería informativa, dedicamos muy poco espacio al conocimiento científico. Cierto que el mercado prefiere la comida basura a las hortalizas y las verduras. El periódico sacó del anonimato al Instituto de Agroecoloxía e Alimentación, ubicado en el campus.

El titular era sugerente: “La élite alimentaria capta 2,5 millones de euros en un año desde Ourense". La generación que volvió a casa y los sénior sitúan a Ourense en el top; detectan fraudes en el queso, mejoran el vino o revalorizan la piel de la patata”. Una de las personas que investiga afirma que “unha industria portuguesa comercializa a nivel mundial a levadura que fixemos en Ourense”. Luego del reportaje se quedaron de nuevo ensimismados en el estudio y el ensayo, apartados del foco. Sabemos que ahí están, como las estrellas. Como los amigos.

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