La provincia tiene 1.100 trabajadores en activo con más de 65 años de edad

La jubilación se presenta como una opción atractiva para la mayoría de los trabajadores más veteranos de la provincia, aunque algunos se resisten a dejar su puesto y se mantienen en activo una vez pasados los 65 años. Según la última Encuesta de Población Activa, relativa al cuarto trimestre de 2021, en Ourense hay 1.100 personas que siguen trabajando después de los 65 años, de los cuales 800 son hombres y 300 mujeres. Pese a que puede parecer una cifra elevada, esta viene en descenso en los últimos años. El pico se tocó a finales de 2020, cuando había 3.100 personas trabajando por encima de esta edad. En el primer trimestre de 2020 bajó a 2.200, mientras que en el segundo fue de 1.600 y en el tercero, de 1.300. Según el profesor titular de Economia Aplicada de la Universidade de Vigo, Alberto Vaquero, esta situación responde a varios factores, entre los que destaca un problema de relevo generacional. “Lo tenemos hace mucho tiempo, pero parece que no se quiere ver. Nuestras tasas de dependencia (relación entre población dependiente y activa) ha venido creciendo en nuestra provincia en las últimas cuatro décadas. El problema es que no se ha avanzado nada y hacen falta actuaciones públicas”, aseguró. El Servicio Público de Empleo Estatal afirma en su Observatorio Ocupacional que en Ourense “por cada 100 personas potencialmente laborables hay 189 con perspectivas de jubilación”. Las pensiones Vaquero apunta también a un problema de poder adquisitivo entre los más mayores, y recuerda que “la edad de jubilación para optar a la cuantía máxima de pensión de jubilación en 2022 será de 66 años y dos meses para los trabajadores con menos de 37 años y 6 meses de cotización; y será de 65 años para los trabajadores con 37 años y seis meses como mínimo de cotización”, por lo que “es posible que trabajadores que han sufrido algún período de inactividad decidan seguir trabajando para poder acceder a la pensión máxima”. “Además, con la nueva normativa se premia a los trabajadores que retrasen la edad de jubilación, un 4 % más de la cuantía de su pensión por cada año que cotice de más o bien un pago de 12.060 euros al año si ha cotizado más de 44 años y 6 meses”, agregó. Asimismo, también puede producirse una pérdida de poder adquisitivo en las pensiones, que se produce cuando la actualización que estas experimentan está por debajo de la inflación en el mismo periodo. Para el profesor de la UVigo, esto puede influir a la hora de retrasar la edad de jubilación, aunque hay que tener en cuenta que “también pierden poder adquisitivo los salarios”. “Es lógico que si no tienes un plan complementario para tu jubilación, agotes el tiempo necesario para seguir percibiendo una nómina más elevada. Muchas personas están vinculando la edad de jubilación al momento en el que sus hijos ya tienen trabajo”, valoró. El lastre de la “fuga de talento” Para el experto de la UVigo, la solución a la deficitaria tasa de dependencia pasa por fomentar que “los jóvenes no se tuvieran que ir a trabajar fuera, lo que se conoce como ‘la fuga de talento”. Si bien “Galicia no tiene tantos problemas en este sentido como otras comunidades autónomas”, sigue siendo “una región exportadora de talento”. Un estudio realizado por la entidad universitaria revela que “el coste que supone para Galicia exportar jóvenes con talento es de casi 30.000 euros por egresado (con una duración media de la carrera de cuatro años), una pérdida de entre 1.500 y 2.000 nacimientos y 315 empresas que no se crean anualmente”. Los empleos para jóvenes tienen peor calidad A la hora de analizar el relevo generacional en el empleo, Vaquero matiza que “no se trata de reemplazar uno por otro”, ya que “los puestos de trabajo que se crean no tienen la misma calidad y condiciones salariales que los que se amortizan”. En este sentido destacó que “el problema es que no siempre esa persona que se jubila deja un puesto de trabajo para otra persona más joven. Evidentemente, si hay un retraso en la jubilación, las expectativas de incorporarse al mercado laboral de otra persona no son las mismas”. Según la Agencia Tributaria, el salario medio para los mayores de 65 años es de 19.027 euros al año, mientras que los trabajadores con entre 18 y 25 años cobran cada año, de media, 7.252 euros. La media general es de 20.503 euros. Para frenar este drenaje de talento, propone medidas como la aplicación de políticas públicas que posibiliten competir en igualdad de condiciones, impulsar las actividades relacionadas con la tecnología, mejorar la cooperación entre las universidades y las empresas, garantizar la calidad de vida a los jóvenes y promover estrategias de retorno. “La creación de empleo pasa por la creación de empresas innovadoras y de mayor tamaño”, concluyó.